domingo, octubre 07, 2007

El Rey y yo

Hombre yo, particularmente, no tengo mucho contra el Rey. En sí mismo, el Juan Carlos es mas bien un cachondo y un tío simpaticote.

O sea, ni me vienen ganas de quemar sus fotos ni tan siquiera lo guillotinaría cómo, muy atinadamente, hizo la Revolución Francesa con sus parientes, los reyes de allá y así acabó, de una puta vez, con el "Ancien Régime" y todos los privilegios e injustas prebendas y "chollos" de los que disfrutaban la realeza y toda la aristocracia y el clero.

Y no le cortaría la cabeza porqué, cómo buen Borbón, supongo que casi le sabría peor que le cortaran la "pilina", de la que tanto uso y abuso parece que ha hecho.

Lo que sí haría es, a él ya no porqué, cómo yo, esta en edad de jubilación, pero si a toda su familia, empezando por el principito y su cuñado, el Marichalar, es ponerlos a trabajar y a lo mejor les daba un patatús, por falta de práctica. O, cómo mínimo, quitarles las subvenciones a los cuñados y a toda la parentela de la Leti, cuyos datos se han publicado.

Pero lo que no le perdono al Juan Carlos es que, no sólo de vez en cuando se sale con unos extemporaneos llamamientos a la "sagrada unidad de España", sino que jamás ha movido un dedo para defendernos a los catalanes que, cómo súbditos, voluntarios o no, con nuestros impuestos contribuimos, también y mas que otros, a la buena vida que se pega.

En España existe y de eso no hay ninguna duda y desde hace muchos años, una tremenda rabia, odio o desprecio hacía todo lo catalán, tan pronto cómo nos salimos del papel asignado de "comunidad laboriosa y calladita". Existen numerosos ejemplos en radios, periódicos y comentarios de la vida diaria, por parte desde ideólogos del nacionalismo español (todos autoproclamados liberales y no nacionalistas), hasta interesados panfletistas paniaguados y buena gente mal informada e intoxicada.

Pues nunca he escuchado al Juan Carlos salir en defensa de nuestra personalidad, ni mejor ni peor pero sí diferente, ni tan sólo levantar la voz contra todas las mentiras, calumnias e insultos que, un día sí y otro también, nos lanzan desde todos los ángulos. Salvo para alabar "el afán de trabajo de esa querida región y sus laboriosos habitantes" o cuatro tópicos o chorradas más.

Pongo un ejemplo: ya desde tiempos de los últimos Habsburgos, el Rey Felipe IV y del gobierno de su válido, el hijo de puta del Conde-Duque de Olivares, y ya no digamos con la llegada de los Borbones, con Felipe V, son innumerables las leyes, decretos y órdenes internas o provisiones, dictadas para intentar y en algunas ocasiones casi conseguir, la eliminación o extirpación de la lengua catalana, obligando a usar la castellana. En la vida oficial y en documentos, se consiguió totalmente durante varios siglos.

Todas estas leyes represivas están recogidas y documentadas en varios libros que, en vida, publicó el senador socialista (pero catalán) Francesc Ferrer i Gironés.

Pues, bien en una inauguración de curso o acto académico en loor de la lengua castellana o española, en la Universidad de Alcalá, el Rey leyó un discurso, posiblemente escrito por la asquerosa ministra de cultura, una tal Pilar del Castillo que empezó su vida cómo "maoista" y que, cómo tantos otros (cómo el Grapo Pío Moa), acabó en la ultra derecha.

En dicho discurso, se decía que la lengua castellana había fomentado la unión de los pueblos, que la habían adoptado voluntaria y alegremente, ya que "jamás había sido objeto de imposición ni de obligación".

Ante tan inmensa mentira y necedad, el Rey hubiera podido, simplemente, negarse a leer tamaña grosería.

No lo hizo...No se lo perdono...!!!

Coronel Von Rohaut

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