jueves, marzo 26, 2009

La educación en España

Existe un individuo, el catedrático de derecho Francesc de Carreras, anti nacionalista declarado, contra el nacionalismo catalán o periférico claro, ya que jamás ha tenido ningún gesto contra el equivalente centralista español o castellano.

Forma parte de aquel grupo de "progres" de la izquierda catalana a los que dió calor el imbécil del Maragall, y que luego ayudaron a apuñalarle, y que consideraban (consideran) que ser nacionalista catalán es una muestra de aldeanismo y se avergüenzan de su raíz nacional. Se sienten mejor creyendo que forman parte de la más (según ellos, claro) cosmopolita cultura castellana (que en realidad es mesetaria, cutre y retrógrada). Junto con otros gilipollas que no nombraré pues ya he hablado de ellos cuando lo he creído necesario, insultándolos tanto como he podido, ha sido inspirador de los "Ciudadanos" y seguramente admirador del partido de la Rosa Díez, formaciones políticas, ambas las dos, cuyo único horizonte es el "anti". Anti todo lo que no sea castellano.

Pero cómo que lo cortés no quita lo valiente y a mí no me duelen prendas, he de reconocer y así lo constato, que en su artículo de hoy en La Vanguardia, sobre los miles de analfabetos que llegan a las universidades españolas por culpa de un nefasto modelo educativo en las fases primaria y secundaria, lo ha clavado y yo lo suscribo.

Coronel Von Rohaut

1 comentario:

rogelio rengel dijo...

Querido coronel,

La lectura de su artículo me provoca una duda:
¿está de acuerdo con el Sr. Carreras o sólo pretende insultarle?
Si se trata de lo primero, la simple publicación de las tres últimas líneas sería suficiente.
Lo digo de cara a mejorar su capacidad de síntesis.
Por otra parte, cuando habla de “cosmopolita cultura castellana (que en realidad es mesetaria, cutre y retrógada)”, ¿se refiere a la que desarrollaron personajes como Albeniz, Velázquez, Buitragueño o Cervantes?
¡Simple curiosidad!
En otro aspecto, estoy convencido de que el Sr. Carreras, si lee su artículo deseará fervientemente que nunca esté de acuerdo con él.

General Rogelius