jueves, abril 22, 2010

El velo islámico y su prohibición

El gran Sarkozy y a pesar del veredicto ligeramente contrario del Consejo de Estado (una especie de Tribunal Constitucional, no vinculante), ha decidido prohibir totalmente el uso y porte del velo islámico integral (burqah y niqab) en todos los lugares públicos de Francia o sea, incluido en las calles. El velo, incluso el pequeño, el hiyab, ya está prohibido en las escuelas e institutos.

¡ Olé tus cojones !

Ahora bien, yo soy contrario a su prohibición, a toda prohibición, ya que ello no hace más que fortalecer, vía el martirologio, a los que la soportan y se ven, casi, obligados a enfrentarse a ella, por dignidad, por orgullo o por rebeldía. Roma empezó prohibiendo el cristianismo y esto lo hizo más fuerte; acabó imponiéndose y fue, junto con otras varias, causa de la caída del Imperio Romano.

Yo no prohibiria a los musulmanes de Europa que sus mujeres e hijas lleven velos o cualquier otro tipo de disfraz, ni que impidan que sus niñas asistan a las escuelas a partir de una cierta edad, ni que las casen aún menores o sin su consentimiento con viejos babosos ni, sobre todo, que hagan deporte ni compartan piscinas municipales con los chicos. Ni les prohibiría degollar carneros en las azoteas de sus casas ni cualquier otra guarrería que deseen hacer en nombre de su santa religión.

Yo, sencillamente, a todos aquellos que vienen a nuestros países por que en los suyos se mueren de miseria, si no desean adaptarse, libremente eso sí, a todas nuestras leyes, costumbres, pautas culturales y códigos de conducta, integrarse al país de acogida, les echaría al mar.

Que se vuelvan a sus putos países donde no les prohibirán nada de todo lo anterior. Sencillamente les prohibirán todo lo demás, incluido comer y si quieren quedarse entre nosotros han de aceptar que, en esta vida, no se puede tener todo.

O que emigren a los países ricos de su comunidad musulmana, como Arabia Saudí o Kuwait. Tampoco les prohibirán llevar velo o chador ni rezar de cara a la Meca oliendo a piés, pero los tratarán como a unos esclavos.

Coronel Von Rohaut

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