domingo, septiembre 19, 2010

Los eufemismos y los tontos de baba

En su artículo de hoy en "El Magazine", mi admirado Quim Monzó ataca (como yo y, por Dios, que nadie lo tome como un querer compararme) el uso desbocado de eufemismos y subterfugios a que obliga lo "políticamente correcto", lo "estúpidamente puritano y farisaico" diría yo.

¿Por qué a los que siempre habíamos conocido por "gordos", lo que es una descripción y no un insulto, hay que llamarles obesos, o que tienen sobre peso? ¿Por qué los ciegos los cuales, pobres, no por eso dejaron de serlo, pasaron a llamarse invidentes; los paralíticos llegaron a ser discapacitados físicos, personas con movilidad reducida y personas con discapacidad funcional, después de pasar por inválidos y luego minusválidos, sin que nada llegara cumplir los requisitos de lo suficientemente "correcto"? Pero ¡coño!, un cojo sigue siendo un cojo y un manco, un manco (como Cervantes y no debería haber mayor gloria).

Y yo soy un viejo, un puto viejo, y si alguien me dice que estoy en la tercera edad o en la edad de oro, me cago en su puta madre; que seguramente sería una puta, una ramera, y no una "alegre mujer de vida fácil", que esta sí que era buena y no voy ahora a contar el chiste que acompañaba a esa definición (*).

Y los negros son negros por el color de su piel; y los maricones será por que les gusta o por un desgraciado desequilibrio hormonal, y me revienta que ahora les llamen "gays", que quiere decir "alegres" y alegre me considero yo que, de maricón, tengo lo que mis cojones tienen de geranios. Y en Catalunya, "Mestre en gai saber" era el título otorgado al ganador de los "Jocs Florals" o concurso de poesía, para concurrir al cual no hace falta ser maricón si bien, en algunos casos, parece que esto ayuda...

Y en América, "caucasianos" los blancos, "afroamericanos" los negros, e "indígenas" o ahora "nativos americanos" a los indios o pieles rojas. Menos mal que conocí a un americano, que residía en una especie de rancho en Arizona que, en su contestador automático, cuando le llamabas y él no estaba, salía una voz diciendo "Sorry, we are fighting indians" o sea, lo siento, estamos cazando indios. A este, lo "políticamente correcto" se la traía muy floja.

Coronel Von Rohaut

(*) Bueno, sí, lo cuento:
"En una redada la policía detiene a una prostituta que estaba ejerciendo en la calle y la lleva a comisaría donde el comisario la interroga para hacer la identificación. Y le pregunta:
- ¿profesión?
y ella responde:
- puta
y el policía le dice:
- mujer, no seas tan bruta, dí, por ejemplo, "mujer de vida alegre"
y la prostituta responde:
- ¿vida alegre la mía, hijo de puta, y a las cuatro de la madrugada se la estaba chupando a un borracho?"

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