sábado, octubre 29, 2011

¿Rencor español?

Una vez firmada la rendición del ejército sureño en la guerra civil americana o Guerra de Secesión, los vencedores y como secuela de la fratricida contienda armada, solo ordenaron un solo fusilamiento de una sola persona.

Al término de la Guerra Civil española el fascista general victorioso, Don Francisco Franco Bahamonde y durante muchos años, estuvo fusilando miles de vencidos (*).

¿El típico rencor español? No lo sé.

Hoy ha tenido lugar en Madrid una multitudinaria manifestación de buenos y patrióticos súbditos españoles reclamando que a raíz de las conversaciones de paz con la ETA, no se dé ninguna situación de "sin vencedores ni vencidos". Ellos quieren que los detenidos y los que estén por detener cumplan todas sus penas en su totalidad. Ellos quieren venganza. Ellos no quieren la paz; y como ya he dicho otras veces algunos no la han querido nunca, de verdad, ya que contra ETA han vivido mejor o han tenido un pretexto, una coartada para eludir la discusión político-democrática sobre el futuro territorial de España.

¿El típico rencor español? No lo sé.

Coronel Von Rohaut

(*) Estábamos ya en los primeros años 40 y yo ya empezaba a entender (había nacido en 1939 justo al entrar las tropas franquistas en Barcelona) y muchas tardes veía pasar por debajo del balcón de mi casa camiones con soldados y, al preguntar qué hacían, mi abuela me decía que venían del Campo de la Bota. De más mayor supe que es donde se realizaban los fusilamientos... bendecidos por el nacional-catolicismo español.

2 comentarios:

interbar dijo...

No sé, mi coronel, cuantos sudistas fusilaron pero la ocupación del SUR fue terrible, muchos blancos y negros murieron de hambre, se produjo una confiscación masiva de tierras y las consecuencias duraron 100 años, incluyendo la acción guerrillera y el nacimiento del Ku-Klus-Klan.

Coronel Von Rohaut dijo...

Toda guerra es bestial y terrible.
Pero yo me refería únicamente a "fusilados del bando contrario una vez terminada la contienda".
Y el dato lo dió en una entrevista radiofónica al principio de la transición, precisamente el Sr. Peces-Barba (padre), entonces senador y Consejero de Estado.