miércoles, febrero 29, 2012

"Damn it!"


En noviembre del 2010 un piloto falleció en un vuelo sobre Alaska, a los mandos de un "fabulous" F-22 "Raptor", el "state of the art" de la aviación de caza de 5ª generación.

Comprobaciones posteriores demostraron que había habido un fallo en el suministro de oxígeno al piloto. Se dieron otros casos de hipoxia en distintos pilotos y, finalmente, en mayo del 2011 toda la flota de "Raptors", la espina dorsal de la Defensa Aérea USA, la "joya de la corona", fué inmovilizada en el suelo.

En octubre pasado se autorizó la vuelta al servicio de dicha flota, si bien con los vuelos limitados a una altura máxima de 50.000 pies, por debajo del techo de servicio del aparato que es de 60.000 pies.

Y al día de hoy, el Pentágono sigue sin averiguar qué leches les ocurre a estos aviones, cuyo diseño y construcción costó una pasta gansa que te cagas... (*).

Coronel Von Rohaut

(*) No es de buenos cristianos alegrarse de los problemas de los demás y menos si son aliados y amigos (¿menos?).

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