jueves, mayo 31, 2012

Sí que tengo propuestas...


A los que tenemos un cierto espíritu crítico se nos acusa de señalar los fallos o defectos pero sin aportar soluciones viables. Pues mire usted, las que voy a señalar y ya aviso que no voy, ni mucho menos, a agotar el tema, son aplicables "ipso facto" (*).

Me encantaría que la Unión Europea, ante la ineptitud y sospechosa delincuencia no tan larvada de las autoridades españolas, intervinieran la economía de España y, para suministrar las ayudas necesarias, créditos para salvar las entidades financieras cuya quiebra perjudicaría al pueblo, financiación para la deuda soberana y su recalificación, etc., exigieran una serie de condiciones "sine qua non", a saber y para hacer boca:

  • Dejar en suspenso, inmediatamente, la construcción de ni un solo kilómetro más de líneas de alta velocidad, salvo terminar o poner  rápidamente en marcha aquellas que la Comisión europea considerase necesarias y convenientes, rentables, para la economía del país o sus partes más importantes y que puedan dinamizar su crecimiento. O que las abriese alguna empresa privada o comercial, financiándolas con sus fondos propios.
  • Unificar las tarifas de pasajeros, el mismo precio por kilómetro, de todos los ferrocarriles de España en servicio al día de hoy (salvo que sean de propiedad privada, cuyos operadores se juegan sus cuartos), sean o no de alta velocidad. Suprimir cualquier subvención a los billetes de ninguna línea de los trenes  públicos pagados por el Estado u organismos públicos; y si una línea deja de ser rentable al no utilizarla suficiente masa de pasajeros, se cierra y se deja en "stand by". Pero no se gasta ni un euro más en su mantenimiento ineficaz. Las posibles líneas no rentables pero estratégicas, deberían ser autorizadas por la Comisión Europea, previo estudio exhaustivo.
  • Se cierran todos los aeropuertos de España que no aporten un mínimo de pasajeros a sus vuelos o que no estén a una distancia mínima razonable de otro en funcionamiento. En los económicamente inviables no se invierte ni un céntimo más, salvo en su mantenimiento mínimo e imprescindible para que no caiga en ruinas, limpieza, etc.
  • A los aeropuertos, que queden, se daría entrada a capital privado o a organismos públicos regionales, cámaras de comercio, etc., para su dinamización. Lo que no tiene nada que ver con la centralización de la policía del cielo, control del espacio aéreo, etc.
  • No se construye ni un kilómetros más de auto vías o autopistas libres de peaje. Se ponen cabinas de peaje en todas las autovías en funcionamiento y se unifican los peajes en todas dichas vías ya construidas y abiertas, públicas o privadas, de España; lo ideal sería ceder, mediante pago o alquiler, a Concesionarias privadas las actualmente de titularidad pública y proceder a su unificación. Solo se construirán o ampliarán las vías donde el tráfico o su incremento (con los cálculos y proyecciones supervisados por las autoridades europeas) lo aconsejen.
  • Se reducen los cargos públicos, ministerios y altos cargos, diputados, parlamentarios regionales, etc. Se homogeneizan y limitan sus sueldos y se reducen a un mínimo común denominador con el resto de la población, sus jubilaciones y prebendas.
  • De presidentes del gobierno y autonómicos, ministros y alcaldes de grandes ciudades para abajo, se eliminan todos los coches oficiales con chófer. Algunos organismos podrán tener un parque de coches oficiales, sin chófer, que los mandatarios podrán utilizar con fines oficiales pero, siempre, con la autorización expresa de su inmediato superior y, jamás, asignados de forma fija a nadie. La gente va a trabajar en su coche propio y, si lo utilizan en misión puntual de su cargo, se le abona un gasto de kilometraje prudente.
  • Supresión de los ministerios de Cultura y Sanidad, que tienen todas sus responsabilidades traspasadas a las Comunidades Autónomas. Esto sí que sería evitar duplicidades. Sanidad y Enseñanza solo tendrían unos cuerpos, reducidos, para controlar la adecuación de las normas comunes y de obligado cumplimiento.
  • Cárcel sin fianza para todo político o dirigente público que, con su ineptitud e impericia o, muchas veces, su clara actuación criminal o dolosa, haya dilapidado caudales públicos y haya llevado el país (su ministerio, región, población u organismo bajo su responsabilidad) a la actual ruina.
  • Otras medidas como supresión de Diputaciones, aglutinamiento de pequeños municipios, reducción de organismos y empresas públicas, etc. se realizarían más lentamente, pero sin pausa, y previo estudio, para evitar el colapso de los servicios.
Seguiremos buscando medidas inteligentes y factibles para la reducción del déficit...

Coronel Von Rohaut

(*) O sea, inmediatamente, ya, si bien ya sé que esta utilización popular de la locución latina no es la apropiada en su sentido etimológico.

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