martes, julio 31, 2012

Es tiempo de vacaciones


Si bien ahora ya solo es un recuerdo nostálgico.

Como cuando, con los hijos adolescentes, alquilábamos la casa de labranza, debidamente acondicionada que mi primo tenía en su finca de Ciutadella (Menorca). Y que antes de nuestra llegada vaciaba y limpiaba la gran balsa de riego que, rellenada con agua fresquísima bombeada del pozo, utilizábamos como piscina y para refrescarnos al regresar de las playas.

Yo iba cada día a la compra (*) previa visita al bar del puerto, frente al mar y el único que quedaba ya que los demás ya habían sido transformados en restaurantes (y no sé cómo debe estar todo ahora), y me desayunaba un bocadillo de "cuixot", un embutido muy ancho de una especie de morcilla aromatizada con hierbas (la sobrasada casera y el queso de mahón lo dejaba para las noches en que lo comíamos en la terraza del chalet, también frente al mar, de mi primo, en la zona de "sa farola", a la salida del puerto.

Al regresar de la compra mi esposa ya tenía preparado un abundante desayuno/almuerzo y, hacía el mediodía, íbamos a cualquiera de las maravillosas calas, las del sur como Son Saura o la incomparable Cala n'Turqueta (en la imagen) o más cerca de nuestra residencia, como la  Cala Morell o las salvajes playas de sa Vall, como Algaiarens a la que todavía se podía acceder sin pagar siempre que fueras cerrando, a tu paso, las típicas puertas de troncos de madera, para que no se escaparan las vacas que pastaban.

Al regreso, baño en la balsa y, después de cenar y si nos quedábamos en casa, contar las estrellas del oscuro cielo, que brillaban de forma escandalosa (**) al no llegar los reflejos de las luces de la ciudad; o comernos una sandía que habíamos enfriado en el congelador, sentados alrededor de un barreño, en el porche de la casa, y al que íbamos escupiendo las pepitas...

Coronel Von Rohaut

(*) Algunos días nos levantábamos mucho antes y, con mi hijo, íbamos a alguna punta rocosa, a pescar con caña y lombriz; actividad paciente que llena el espíritu de paz y tranquilidad (o que te pone de los nervios cuando los cabrones no pican o enrocas el anzuelo).
(**) Y podías admirar la mayoría de constelaciones conocidas: las Osas Mayor y la Menor con la estrella Polar, Casiopea, las amontonadas Pléyades, la magnifica Orión, así como toda la parte visible de la Vía Láctea que es nuestra propia galaxia espiral y que cruza todo el cielo en diagonal... Lo que muchos urbanitas modernos ni han visto ni jamás han soñado.


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