Muchos catalanes residentes en el extranjero (y muchos son científicos, investigadores y universitarios, etc.), incluso en países civilizados como Canadá, Estados Unidos, etc., se quejan que cuando van a las embajadas (*) y consulados de España para solicitar los documentos para ejercer el voto por correo en las próximas autonómicas, se los sacan de encima, incluso con desprecio, o les ponen el máximo de trabas.
Este es uno, de los miles, de problemas que tiene un catalán obligado a compartir cama con un consorte malvado y no deseado. Y una, de las miles, de razones para divorciarse; por lo civil o por lo criminal.
"Delenda est Hispania"
Coronel Von Rohaut
(*) Luego, los fascinerosos habituales, critican a los catalanes por malgastar "el dinero de todos los españoles" en embajadas y oficinas comerciales propias en el extranjero, cuando "podemos utilizar los servicios de las embajadas españolas, que funcionan de maravilla" (¡y que me lo digan a mí, que lo he sufrido...!).
¡Cerdos ibéricos...!
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