lunes, mayo 19, 2014

A veces, los propios catalanes somos nuestros peores enemigos

Ayer domingo atracaron en el Puerto de Barcelona 7 cruceros de lujo, de los que desembarcaron, por un día, 31.000 cruceristas o pasajeros, turistas-visitantes de alto poder adquisitivo.
Y todavía hay ciudadanos que se cuestionan, cogiéndosela con papel de fumar, si es conveniente o no que el comercio de Barcelona/ciudad pueda abrir en festivo.
¡Coño, que cada uno abra cuando quiera y las horas que quiera (*), como han hecho siempre los coreanos propietarios de tiendas de fruta en New York...!
Coronel Von Rohaut

(*) Lo único que han de legislar las autoridades y para que no se den situaciones de abuso laboral o semi-esclavitud, son los horarios máximos y retribuidos de los empleados. Y vigilar que se cumpla, con los suficientes inspectores. Y punto.
Y los pequeños propietarios, el que quiera trabajar que trabaje y el que prefiera vagar que luego no se queje...

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