lunes, septiembre 01, 2014

Sobre la confianza que me inspiran los "negratas"

En un artículo comentan que la aviación de Nigeria (el país más grande y uno de los mas ricos del África negra) disponía de 6 helicópteros Mi-35,una robusta y rústica aeronave de fabricación soviética pero que, debido las tormentas, accidentes y problemas de mantenimiento, solo dos eran operativos.

Esto me trae a la memoria un relato de dos veteranos periodistas que rememoraban el tren que, en tiempos de la colonia belga, unía la capital del Congo, Leopoldville, con la otra gran y lejana ciudad de Elizabethville (obviamente y con la independencia, a las dos les cambiaron rápidamente el nombre: es lo único que supieron hacer sin que se les dilataran las pupilas).
Era un tren, coche-cama de gran lujo, con unos acabados de alto "standing" y un maravilloso vagón-restaurante desde el que podías contemplar el grandioso y salvaje paisaje mientras degustabas unas excelentes viandas sabiamente cocinadas y espléndidamente servidas por unos camareros negros, limpios, educados y vestidos de blanco impoluto.

Evidentemente, en el tren podían viajar solo pasajeros blancos (empresarios, hacendados y propietarios, funcionarios, etc.). Y no porqué a los negros les estuviera prohibido, que quizás también y no me parece ni justo ni moral, si no porqué el coste del billete era prohibitivo. Los negros, serviles, solo servían para camareros y mozos portamaletas; pero cobraban un sueldo, bajo, pero comían...

Tan pronto ganó el MNC y se declaró la independencia del país, los negros (que habían sufrido mucho durante la época colonial, lo sé y no lo escondo...) echaron a los blancos (principalmente con la amenaza de violar a sus mujeres...) y lo nacionalizaron todo.

Claro que en el tren ya pudieron viajar las gentes de color; pero nadie se cuidó, ni sabían ni se preocuparon de averiguarlo, que un tren, para que funcione, requiere un mantenimiento. No se hizo y al poco tiempo los periodistas de los que hablo volvieron a la entonces Republica Democrática del Congo y cuando quisieron viajar en el famoso tren se encontraron que ya no funcionaba, muchas vías habían sido arrancadas y los vagones y locomotoras estaba todos oxidados, herrumbrosos y en ruina. Era suyo, eran libres, pero lo disfrutaron muy poco...

Porqué, además, eran unos pobres diablos (los pobres) y unos crueles gilipollas (los ricos y poderosos).

Coronel Von Rohaut

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