miércoles, agosto 05, 2015

Mis arboles frutales

Cuando de pequeño y en el pueblo de mi abuela, en Santpedor, eramos usufructuarios de una viña y con una parte de campo de cereales en el que se cosechaba trigo año si y año no (por el sistema de barbecho y que en el año que se dejaba descansar, se plantaban garbanzos que, por lo visto, le daban vida a la tierra), también había un recuadro con olivos y, en el camino que partía la viña y en todo el perímetro, habían almendros (*).

Y mi abuela le pidió al labrador que cuidaba la finca, un pariente suyo que, además de unos cuantos piés de viña de "moscatell" y de "ous de reig", una uva de mesa y que rompía la monotonía de las vides, algunas de uva negra pero la mayoría de "picapoll", una uva de vino blanco muy típico de la comarca del Bages y que prácticamente y con el tiempo desapareció (**), que le plantara algunos arboles frutales.

Y el labriego se dedicó a transformar algunos de los almendros en manzanos y sobre todo, melocotoneros y creo que un cerezo, mediante el sistema de injerto. Melocotones de "viña", naturalmente, ya que entre viñedos estaban, y de secano o sea, muy pequeños si bien sabrosos.

Yo me quedaba maravillado que, por el hecho de rascarle un poco el tronco a un almendro (en el momento propicio, naturalmente) y pegarle, atado con un paño, un trozo de rama de otra especie de árbol (injertar se llama esto o, en catalán, "empeltar"), al poco tiempo el almendro se pusiera a dar melocotones como un loco...

El problema es que la fruta dulce la daban en primavera, cuando nosotros, la familia, aún no habíamos subido de vacaciones y, por lo tanto, el que se la comía era el payés y los suyos.

Menos mal que también había, desde siempre, una gran higuera que, ésta sí, fructificaba cuando todavía estábamos allí; por lo menos yo que, con mi abuela, me quedaba hasta el tiempo de la vendimia y disfrutaba como un enano yendo a vendimiar con el carro y la mula.
 El payés me daba un capazo (un "cove") de mimbre (ahora van con plástico...) donde yo recogía los racimos que cortaba con el "falcet" o "falçó" ("hozadilla" en castellano), una pequeña navaja con forma de hoz (también ahora se hace con tijeras especiales de muelle, como las de podar) y luego se vaciaba en las "portadores" de madera, construidas con la técnica de los toneles, y que se cargaban en el carro, tapadas con una especie de capazo de paja, camino de la cooperativa.
Con el paso del tiempo, se arrancó toda la viña del pueblo, que se convirtió en una zona puramente cerealista (más cómoda de cultivan a máquina) y con solo unos cuantos huertos familiares al lado de la acequia que lleva el agua a Manresa (en la imagen "Cal Sequiaire", al lado del Riu d'Or.
Coronel Von Rohaut

(*) Mas unos cuantos pinos en la parte alta del terreno, al lado de la carretera y alrededor de una casita o cabaña para pasar el día, con su cisterna de agua de lluvia.
(**) Ahora parece que la bodega "Roqueta" de Manresa y con viñas en Avinyó, lo está reintroduciendo. Pero el vino que se elaboraba con él (posiblemente mal) en la cooperativa de Santpedor, era una porquería...

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