domingo, mayo 14, 2017

De lo que más me gusta escribir: de mi mismo...

Ayer le fuí infiel a mi carnicero habitual del "Mercat de Sant Gervasi", el que me suministra los entrecots de buey danés, y compré unos lomos de novillo argentino (arriba) carne que, cuando es auténtica, y esta lo era, tiene un sabor inigualable.

Que bien recuerdo los bifes de chorizo (nada que ver con el embutido de igual nombre) o churrasco argentino, entrañas y vacíos que me zampaba en el asador "Martin Fierro" de Buenos Aires, o en el mismo restaurante del Hotel Sheraton de Montevideo, capital del Uruguay, que por algo la parte alta de la provincia argentina de Buenos Aires y el Uruguay pertenecen al mismo biotopo o ecosistema.
Así como los chorizos criollos, no curados y que siempre hay que comer asados, o los asados de tira (debajo), en España mal llamados churrasco (en Argentina el churrasco es como el lomo o el bife).
La diferencia entre Argentina y Uruguay, aparte su tamaño, son sus habitantes humanos: mangantes y un poco chorizos (de los otros...) los sacamuelas (perdón, los psicólogos) argentinos, y mas civilizados y demócratas los de la Provincia Oriental.

En realidad, si por algo también me gustaba la carne (menos auténtica o de pasto natural) de los Estados Unidos, era más por alguno de sus cortes como, por ejemplo, el delicioso "prime rib of the beef"
que me encantaba (imagen inferior de la entrada del restaurante "Gallaghers" de New York).
Coronel Von Rohaut

(PS) ¿He dicho ya, alguna vez que, como animal, además de frustrado polígamo, soy mamífero (gran bebedor de leche, cuando podía), profunda y religiosamente carnívoro de carne poco hecha (y aquí he de recordar el muy inglés"roast beef" 
y la francesa "Côte de boeuf à la moelle" de la imagen inferior añadida)                             

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