En La Vanguardia de hoy aparecen dos artículos muy buenos, a mi parecer. Uno, la columna diaria de Francesc-Marc Alvaro con la que casi siempre me identifico y que en la de hoy utiliza, como a modo de introducción, la posición falsamente "progre" de aceptar cualquier barbaridad predicada o llevada a cabo por ciertos inmigrantes con la excusa de que proceden de otra cultura, cuando dicha práctica, realizada aquí o en sus paises de orígen, no es fruto de otra cultura si no precisamente de la falta de cultura, de un salvajismo soterrado en su mentalidad o de su inmersión en unas prácticas sociales o religiosas previas a nuestro actual nivel de civilización, al que hemos llegado después de muchos años de aprendizaje y de errores, iguales o parecidos a los de ellos pero que ya hemos superado, afortunadamente y algunos no hace muchos años. Y a los que no hemos de volver a caer ni aceptar que ellos los revivan en nuestra casa.
El otro es un resumen de prensa de un diario de Amsterdam, muy lúcido y a proposito del velo de las mujeres musulmanas.
Y la lectura de ambos me lleva a preguntarme nuevamente porqué hemos de dejar casi siempre la defensa de ciertos valores o de ciertas posiciones "pro-occidentales" (las nuestras!!!) en manos de la "derechona" más cavernícola de España.
Después del 11 S y el ataque contra las torres gemelas, la gran periodista italiana, Oriana Fallaci, recientemente fallecida, escribió un memorable artículo donde, sin eufemismos ni falsos rubores, ponía lo que pensaba del Islam, de Yassir Arafat (al que trataba de uno de los mayores terroristas de los tiempos modernos y enriquecido a costa de la miseria de su pueblo, al quedarse en beneficio propio gan parte de la ayuda económica de la Unión Europea, como han hecho y hacen tantos dirigentes tercermundistas) y de los musulmanes en general.
Dicho artículo fué publicado en el "Corriere de la Sera" y reproducido por muchos periódicos de primera línea; pero en España sólo por "El Mundo", donde tuve que ir a buscarlo.
Impelidos por una especie de complejo de culpabilidad o de progresismo buenista, los medios de comunicación serios y formales de España y de Francia sobre todo, parecen obligados a ir siempre a favor del "otro", del que creen el más débil, cuando a veces sólo es el más equivocado. Y, oh horror de los horrores, tengo que ir a buscar mis similitudes en política exterior en casa de Aznar (salvo en la guerra de Irak, "of course") y en los comentarios de los Ramírez (Pedrojota) y Jiménez (Losantos).
¿Qué habré hecho, Señor, para merecer esto?
Coronel Von Rohaut
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