Leo, en La Vanguardia de hoy, el acercamiento, inteligente como siempre, del “Sagarreta” a los intelectuales franceses, ahora que se acercan las elecciones presidenciales y analiza el posicionamiento de los mismos ante los distintos candidatos y sus líneas políticas. Ironiza sobre que Henri Lévy, viejo “nouveau philosophe” de la “nouvelle droite”, todavía se declare de izquierdas, porqué en Francia, cómo aquí, si no te declaras de izquierdas no te conceden ningún crédito intelectual, a pesar de la memoria de Raymond Aron (uno de los mayores pensadores franceses del siglo pasado, judío y de derechas).
Dice Lévy que no comprende que Glucksmann (si Lévy es el número uno de los “nouveaux”, Glucksmann es el número dos), se haya entregado en cuerpo y alma a Sarkozy y que no se imagina a Sartre (el gran “gurú” del izquierdismo francés) entregándose a ningún líder: pero se equivoca; Sartre se entregó, hasta su misma muerte, a Josef Stalin y no me digan que esto no es cagarla…!!!
Luego, Sagarra indica que desearía hacer (pero él mismo ya señala la imposibilidad de hacerlo), el mismo análisis con los intelectuales de aquí.
Y no es posible porqué, si bien es totalmente cierta la decadencia de la intelectualidad francesa y su "situacionismo", cuando Sagarra, a los Bernard-Henri Lévy, André Glucksmann, Max Gallo, Alain Finkielkraut, Pascal Bruckner, etc., intenta compararlos con Xavier Rubert de Ventós , Eugenio Trías y Josep Ramoneda, me coge tal flojera que se me descoyunta la mandíbula inferior…(o sea, me descojono) Y eso que no me meto con los de Madrid, porqué allí no han superado el sainete de Arniches y en la España profunda una intelectual es la Lina Morgan.
Pero no sólo cuando comparo a los intelectuales de allí (no sé si os habréis fijado, pero muchos de los nombres propios, son judíos) con los de acá. Porqué si me pongo a comparar a los políticos, entre escuchar a la “Sego” (Segolène Royal) o al “Sarko” (Nicolás Sarkozy) y al Dominique de Villepin y luego he de soportar al Montilla o al Rodríguez Zapatero y ya no digamos al Zaplana, al Arias Cañete o la Esperanza Aguirre, las ganas de emigrar son irrefrenables. Tan sólo se salva un poco el Piqué (lástima que sea del PP, leches..!!!
“Au revoir”
Coronel Von Rohaut
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