Me preocupa grandemente la supervivencia del "pá amb tomàquet", símbolo culinario e icono gastronómico de Catalunya y que según varios relatos de La Vanguardia, está amenazado o en declive.
Se barajan varias causas: la mala calidad del pan, la falta de sabor de los tomates, el hacerlo untándolo con pulpa en vez de restregar el tomate, etc...
Yo creo que es mejor hacerlo con un buen pan, sin tostar pero de textura un poco densa, y con un buen aceite de oliva arbequina y mejor con un "tomacó" de colgar y nada de tomates verdosos ni tipo raf. Pero no creo que ello tenga ninguna importancia determinante. Tampoco queda mal con el pan un poco tostado (no quemado, "Of course" !!) y ajo refregado. Siempre bastante sal.
Pero ¡ojo! el tomate partido por la mitad y bién restregado sobre el pan. Siempre refregado, nunca esparcido por encima con una cucharilla, ni pintado con un pincel. Y jamás de los jamases, bajo pena de excomunión, usando pulpa o tomate de lata, cómo hacen tantos bares y restaurantes cutres.
A los que así lo hicieran o hiciesen, caiga sobre ellos la maldición de las brujas catalanas, niégueseles por "in aeternum" la Creu de Sant Jordi y condéneseles a rezar cada día una Ave Maria por la salvación del alma de Don Alejandro Lerroux, si es que la tenía.
¡ Por la cocina catalana hacía Dios !
Coronel Von Rohaut
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