Escribiendo sobre la política exterior de Zapatero y sus "sabios" del Palacio de Santa Cruz (sede del Ministerio de Asuntos Exteriores), me viene a la memoria un artículo, culto y divertido, cómo todos los suyos, que escribió Néstor Luján, en Destino, hace un montón de años.
Explicaba los entresijos del Congreso de Viena, que reunió a mandatarios (reyes, príncipes y ministros) de todo el continente, con el fin de rehacer el mapa de Europa, después del terremoto causado por Napoleón Bonaparte.
Bajo la dirección del Príncipe Von Metternich, el Imperio Austriaco salió vencedor de dicho congreso, pero casi todos los países consiguieron gran parte de sus deseos y apetencias políticas o territoriales. Incluso Francia, la perdedora, representada por Maurice de Talleyrand, salvó mas que los muebles. El "kaiser" de Prusia iba acompañado de Humboldt, el gran geógrafo y explorador y Inglaterra estaba representada por el Duque de Wellington...
Sólo España, a pesar de estar del lado de los vencedores, no consiguió casi nada y Néstor Luján lo achacaba al enviado del Rey, el marqués de no sé qué, típico caballero aristócrata castellano, envarado y engreído pero mas burro que un zapato.
Coronel Von Rohaut
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