Los que hayan leído mi anterior "post" quizás puedan suponer que me importa mucho la defensa de la lengua catalana.
Pues no. En absoluto.
Es mas. Considero que todas estas organizaciones populares, foros, "aplecs", asociaciones cívicas y plataformas, civiles o políticas, cuyo fin es la defensa de la lengua catalana, la difusión del teatro catalán y la pervivencia de la "cobla" y de la sardana, de la poesía en catalán o de los Coros de Clavé, son una pérdida de energías, siempre escasas, que difuminan, dispersan y aplazan la necesaria y única finalidad. Que es la independencia de Catalunya.
Todo lo demás se resuelve, una vez conseguido un Estado propio, de un plumazo. Una firma y un sello en un decreto.
Cuando los judíos implantados en la Palestina, colonia inglesa, luchaban por independizarse de la potencia colonial y no sucumbir frente a la superioridad demográfica de sus incómodos vecinos musulmanes, no se preocupaban ni de lenguas ni de culturas. La mayoría eran "askenazis" procedentes de Alemania y Europa Central, principalmente Polonia, Rusia, etc. y su lengua materna era el "yddish", un dialecto germano.
Todos sus esfuerzos se encaminaban hacía la lucha armada para conseguir su objetivo primordial y básico. Su independencia.
Tan pronto establecieron su estado soberano, proclamaron, por decreto, que el hebreo (un idioma casi extinguido, que sólo se utilizaba en las oraciones y tradiciones) era la única lengua oficial de Israel. Y punto.
Actualmente, en el país formado por descendientes de aquellos "askenazis", ya nacidos en Israel, los "sabra". Así cómo por "sefarditas", oriundos de "Sepharad" o sea, la España de la que fueron expulsados y provinentes de Salónica, Anatolia, Argentina o Melilla, cuya lengua era el "ladino" o latino, que es cómo llamaban los judíos al castellano arcaico que conservaban y aún conservan algunos, todo el mundo habla y usa el hebreo. El idioma propio, original y milenario.
Independientemente que, en su casa, algunos viejos mantengan, con nostalgia, el "yddish".
Coronel Von Rohaut
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