Los españoles andan locos proclamando que Serbia y Kosovo no tienen nada que ver con España, Catalunya ni País Vasco.
Evidentemente Catalunya no es Kosovo pero el País Vasco, al igual que éste, tampoco nunca fue una nación independiente. Después de la época tribal, en que los bascones ocupaban todo el Pirineo, luego se replegaron en el norte de Navarra y en lo que hoy es el País Vasco, llegando por el sur, máximo, hasta la Rioja. Y después de la romanización que ellos eludieron y a partir de la reconquista, siempre fue el País Vasco o Señorío de Bizcaia, un feudo de Castilla, de la casa de Haro.
Y los vascos fueron unos fieles, nobles y aguerridos servidores de Castilla. Claro que si ahora, aludiendo a su diferenciación lingüística y cultural y a algunos claros elementos diferenciadores genéticos, éstos desean independizarse de España, también están en su derecho, cómo los kosovares.
Catalunya sí fue, durante siglos, una nación independiente, con lo cual no puede aplicarse el mismo rasero que aplica España cuando alude a la ilegalidad de la independencia de Kosovo cómo parte regional de la nación Serbia.
Pasada la época de unidad bajo el Imperio Romano y luego la dominación visigótica, durante la cual Barcelona fue, en algún momento, capital de Hispania si bien mayormente esta recayó en Toledo, vino la invasión árabe.
Superada ésta, se inició la reconquista de la península ibérica a partir de varios puntos. Caudillos godos refugiados en los montes astures, Don Pelayo y descendientes, dieron nacimiento al reino astur leonés. Y de los montes de Cantabria, lo que todavía hoy es la "Merindad de Castilla", salió la expansión que daría lugar al reino de Castilla, primero condado leonés que se independizó bajo Fernán Nuñez y que, con el tiempo, absorbería al de León y daría paso a Castilla.
Pero mientras tanto, Catalunya iniciaba su propia reconquista, también a través de caudillos godos refugiados al otro lado de los Pirineos. Estos crearon los condados de Osona, Barcelona, Ampurias, Besalú, etc., cómo vasallos feudales de los reyes francos Carolingios. Cómo condes y marqueses que gobernaban la Marca Hispánica, fronteriza con el mundo islámico, y que luego fue Catalunya.
Uno de estos condes de Barcelona, Borrell II, se negó a renovar el vasallaje al rey franco, ya entonces un Capeto, lo que dio inicio a la independencia de dicho condado, que ya había pasado a ser hereditario. Su sucesor, Wifredo el Velloso, habiendo reunido varios de los condados bajo su mando, dio nacimiento a la actual Catalunya, que no tenía nada que ver con la contemporánea Castilla.
Con el tiempo y por pactos matrimoniales, el conde de Barcelona pasó a ser rey de Aragón y adoptó dicho nombre por ser de mayor rango. Pero la catalano-aragonesa fue una confederación donde cada parte conservaba sus leyes y costumbres, al igual que luego con las conquistas de Valencia y Mallorca. Al fallecer el último rey de Aragón del Casal de Barcelona, sin sucesor y mediante los enredos del valenciano Vicente Ferrer, en el Concilio de Caspe se dio la sucesión, legítima, al candidato, pariente lejano, Fernando de Antequera, de una rama bastarda de los Trastámara, Reyes de Castilla. Y pasó a ser Fernando I de Aragón, con preferencia a Jaime de Urgel, General de la Diputación de Barcelona y primo del rey catalán fallecido.
Pero aún bajo un príncipe castellano, el Reino de Aragón siguió siendo independiente. Cuando, varias generaciones después, Fernando II casó con Isabel de Castilla, ambos reinos no se fusionaron ya que a la muerte de Isabel, Fernando pasó a ser regente de Castilla y no rey. Dicha dinastía desapareció a la muerte de su hija Juana la Loca, dando entrada a la Casa de Habsburgo con su nieto Carlos I.
Si bien los gobernantes y funcionarios castellanos de la Casa de Austria, cómo el nefasto Conde-Duque de Olivares, ya empezaron a tocarnos los cojones a los catalanes, la autonomía de los Reinos de Aragón y de Valencia sobrevivió hasta la llegada del hijo de puta Borbón, Felipe V, en el año 1714 y la uniformización del Reino de España bajo el centralismo francés y las normas castellanas. Y así hasta ahora y que Dios nos coja confesados.
Naturalmente, todo lo anterior no es mas que un resumen, largo y lo siento. E incluso si no se quiere aceptar la soberanía de los condados catalanes y reino de Aragón más allá de la llegada de los mal (muy mal, porqué la Isabel era una cabrona) llamados Reyes Católicos, o sea en 1469, la independencia de Catalunya/Aragón duró entre 5 y 6 siglos. Tanto o más de los que llevamos ahora bajo el gobierno de España.
Por lo tanto, si ahora reclamamos nuestra independencia como nación, tenemos títulos sobrados para justificarla.
Y es cierto que tampoco España es cómo Serbia ya que el nacionalismo de ésta última ha sido, en los tiempos modernos, mucho más salvaje y cruel.
Pero si hasta Kosovo puede ser independiente ¿porqué no los catalanes, con muchos mas derechos?
"Free Catalonia"
Coronel Von Rohaut
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