Parece que estamos en época de cumplir 40 años de muchas cosas. Ahora está a punto de tocarle el turno al aniversario del Mayo del 68.
Yo no lo viví en directo. Primero porqué ésto sólo lo hicieron los que por aquellas fechas estudiaban en las universidades de París y yo, por mi edad, ya estaba casado y con una familia que mantener o sea que, pocas bromas.
Luego, aquí en España y mas particularmente en Barcelona (en el resto del país todo les resbaló un poco), nos fuimos enterando de los hechos de forma indirecta, por la prensa extranjera y con algunos días de retraso. Estábamos en plena época del tardo-franquismo, con la censura aún coleando.
Yo intenté, porqué me interesaba, estar lo mas al corriente posible. Es cierto que si, años después, todos los españoles que juraban y perjuraban haberlo vivido en directo, hubieran estado en París, allí no se habría cabido. De entre las personas famosas o conocidas que aseguran haber estado allí, la única que, a mi conocimiento, pudo demostrar que estaba matriculado en una universidad de París en aquel momento, es el que luego fue ministro de la UCD, José Luis Leal.
En plena euforia e ilusión revolucionaria, me encantaron, sobre todo, los "motto" surgidos de forma improvisada, los "slogans" románticos, brillantes y anarcoides. Los franceses han sido siempre grandes cultivadores de la palabra fulgurante y espectacular, del "mot d'esprit" y allí se lucieron.
Quizás el mas famoso, el "Prohibido prohibir" que, de forma autoritaria y contradictoria, se levantaba contra toda autoridad establecida.
El romántico y nostálgico llamamiento a un regreso a la naturaleza y renuncia al oscuro mundo urbano, "Bajo los adoquines, la playa". "Sous les pavés, la plage" y para los jóvenes que no lo han conocido, les recuerdo que los "pavés", los adoquines con los que se pavimentaban las calles y se improvisaban barricadas y armas arrojadizas, se extendían sobre una capa o soporte de arena con lo cual, con solo levantar dichos adoquines, se podía encontrar el paraíso.
Y también el utópico "Sed realistas, pedid lo imposible" y el surrealista y transgresor "Soy Marxista, tendencia Groucho". Pero igualmente el ruego desesperado, para salir de una sociedad adocenada y dormida, "La imaginación al poder" y el imposible aunque deseado "Abajo el trabajo".
Ahora salen numerosos foros que indagan qué valores han quedado del Mayo del 68 francés. Pues ninguno. Porqué aquello no fue una auténtica revolución si no una gran juerga, organizada por pijos e hijos de papá, ya que pocos hijos de obreros estudiaban entonces. Incluso los obreros de la "banlieue" parisina y todos los poderosos sindicatos obreros, en un primer momento, se opusieron frontalmente a la orgía estudiantil. Sólo, al cabo de unos días y viendo que aquello podía erosionar al gobierno de derechas del General De Gaulle, se unieron a las manifestaciones estudiantiles, a los que ayudaron a levantar barricadas y combatir a los gendarmes. Pero no defendían el mismo modelo de sociedad ya que los estudiantes, izquierdosos y anarquistas, que no izquierdistas, estaban tan en contra del totalitarismo del comunismo estalinista o socialismo real, cómo del capitalismo al que repudiaban por ser la "sociedad de papá", que rechazaban pero de la que vivían y bien....
Evidentemente y cómo ha ocurrido siempre, París fue una caja de resonancia para toda Europa y les puso nombre (francés) a las ideas que, en realidad, se habían fraguado poco tiempo antes en las universidades americanas y muy particularmente en Berkeley (California), donde un profesor, Timothy Leary, recomendaba a sus alumnos tomar LSD, ácido lisérgico, una droga psicodélica, para abrir sus mentes. Y de allí surgió el movimiento "hippy", las comunas "happy flowers" donde se fumaban porros y se follaba de forma intensa y promiscua. También se amplió la liberación sexual, precisamente de la mujer, favorecida por otro invento reciente americano, la píldora anti-conceptiva.
Y estos movimientos antiautoritarios, pacifistas y contrarios a todo orden y jerarquía, llevaron a miles de jóvenes americanos a quemar en público sus carnets de movilización para la guerra del Vietnam y a proclamar su "Make Love, not War", o haz el amor y no la guerra, lo que en el fondo es muy bueno para la salud....
Pero poco después de la explosión del Mayo francés, todo volvió a su cauce. En Junio volvió a ganar las elecciones presidenciales el General De Gaulle, quién en pleno jolgorio había pronunciado aquella palabra, culta y rebuscada, que todo el mundo tuvo que recurrir al diccionario para entenderla: "Cést la chienlit" o sea, mas o menos, es el caos o el follón. Y que los estudiantes contestaron con la "La chienlit, c'est lui".
Pero el pueblo no estaba por aventuras y deseaba volver al orden. Y a final de año, las presidenciales americanas las ganó Nixon. Seguían mandando los de siempre, cómo siempre. "As usual".
Aquel Mayo, aquella orgía que no revolución, no dejó nuevos valores pero si dinamitó algunos de los antiguos, quizás obsoletos, cómo el autoritarismo, el paternalismo, el patriarcalismo, el totalitarismo y el dogmatismo. Y reavivó o alentó algunos que no eran nuevos pero si precisaban un empuje, cómo el ecologismo y el feminismo.
Pero no puedo mas que estar también muy de acuerdo con un furibundo antisesentayochista, el Presidente Sarkozy. Si bien filósofos cómo André Glucksman, sarkozysta de izquierdas, dicen que el propio Sarko es hijo del Mayo del 68, sin el cual no podría ser tan directo y anti conformista cómo es, para mi tiene razón cuando afirma que el antiautoritarismo y el relativismo moral y cultural, herencia del "68", en que todos los valores son relativos, todos son iguales y al no ser ninguno superior a otro, todo vale, han traído grandes problemas a la sociedad, con la pérdida de autoridad de padres y maestros sobre los jóvenes y pérdida de respeto por parte de éstos. Se ha perdido mucho interés por el esfuerzo y el sacrificio, lo que ha influido negativamente sobre la educación, por ejemplo.
Pero ésto es lo que hay. Y si algo bueno dejó en España el Mayo del 68, fue la pericia en crear "slogans" cómo el que luego apareció por aquí y que dice, muy inteligentemente, "Las putas al poder, sus hijos ya lo están".
Coronel Von Rohaut
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