martes, abril 22, 2008

Humildad

La que hace falta para, de vez en cuando, aceptar que uno la puede cagar o que a veces las cosas no salen cómo uno quisiera o que son cómo son y no cómo deberían ser.

Me ha ocurrido, recientemente, en dos casos distintos. El primero es mi creencia absoluta que la gestión y administración de los aeropuertos está mejor en manos privadas y que ello sería particularmente necesario en el caso del aeropuerto de Barcelona.

Bueno, pues en el aeropuerto de Londres, una empresa privada y encima española, Ferrovial (¡quizás por esto ha funcionado tan mal...!), se hizo cargo de su gestión y al inaugurarse la nueva terminal de Heathrow el caos ha sido total por culpa de su imprevisión, con cientos de vuelos anulados, miles de equipajes perdidos, etc.

Y el segundo caso es la energía nuclear de la que yo soy ferviente partidario. Y ahora, una fuga radiactiva en la central de Ascó (Tarragona) ha resultado ser muy superior a la que primero escondió y luego minimizó su dirección, que ya han sido despedidos. Y me parece muy bien que los hayan echado a la puta calle pues en un tema tan sensible para la opinión pública no se puede jugar ni ser tan irresponsable al esconder la verdad, que tampoco era, al parecer, excesivamente peligrosa para las personas. Lo que no se puede es mentir, con la excusa de no alarmar.

En los dos casos se ha tratado de impericia, incompetencia o imprudencia por parte de los gestores, las personas. Fallo o error humano. Pero los dos han sido un paso atrás en la necesaria sensibilización de la gente pues yo sigo convencido que son buenas soluciones, independientemente de estos dos fallos de ahora que habrán causado mala impresión y dado razones a sus contrarios.

Coronel Von Rohaut

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