Muchas veces causa desengaño o frustración que alguien al que tenías mas o menos idealizado, por considerarle superior intelectualmente, te caiga a los pies al pillarle en falso o en un error.
Pongo por ejemplo al escritor Baltasar Porcel, tenido cómo uno de los mejores escritores contemporáneos en lengua catalana y para el que, fuentes interesadas, habían llegado a pedir el Nobel de literatura.
Hoy, en la carta de un lector de La Vanguardia, un dirigente de la comunidad judía de España, le critica por unas manifestaciones que considera antisemitas y pide a la Dirección del periódico que le veten o no se las publiquen. No estoy en absoluto de acuerdo. El Sr. Porcel es libre de expresar sus opiniones, racistas o no, en base a su libertad de opinión y de expresión.
Ahora bien, precisamente en su columna de hoy, el Sr. Porcel habla de un amigo suyo, negro, médico y científico internacional pero cuyo nombre no cita, por lo que puedo deducir que es una ficción novelesca.
Dice de su amigo que "... Me introdujo en el mundo negro del Sur... Escuchábamos el melancólico country de Nashville..."
Pues va a ser que no, Sr. Porcel. La música country, de Nashville o de donde sea si bien Nashville, Tennessee, es su cuna, es música rural americana, blanca y para blancos y no tiene nada que ver con el folcklore negro ni con su mundo.
Luego, no tiene Vd. ni idea y esto hace que también dude de otras de sus opiniones, cómo las de sobre los judíos.
En otro artículo de hoy, Gregorio Morán, con el que a veces no estoy de acuerdo pero escribe un castellano impecable, entra en la actual "guerra de los chefs" y por lo que dice e igual que yo, está mas a favor de la cocina tradicional que de las mariconadas de "química recreativa" de cocineros cómo el Adriá. Y cómo conclusión definitiva cita las recientes, según él, palabras de otro gran "chef", el vasco Pedro Subijana que dijo que en su restaurante jamás serviría, ni por caridad, unos simples huevos fritos. Su razonamiento, cínico pero honesto "¿Qué coño voy a cobrar por unos huevos fritos?" Luego, cuando un "chef estrella" defiende su creatividad, sólo está defendiendo sus ingresos
Y Morán sigue contra los escritores y críticos de gastronomía que, o no tienen ni idea, o se limitan a defender unos intereses de amigos y conocidos que les invitan a comer gratis, o las dos cosas a la vez.
A tal efecto recuerdo que en un viaje turístico a New York, con mi mujer y otros matrimonios amigos, uno de mis compañeros en lugar de fiarse de mí, que conocía The Big Apple mejor que mi propio barrio, antes de salir de Barcelona quiso documentarse sobre restaurantes, etc. y se trajo una lista confeccionada recientemente por el conocido periodista gastronómico Xavier Domingo (también citado hoy por Morán y ya fallecido) y que publicó la revista Destino.
Domingo recomendaba muy ardientemente un restaurante chino de la Chinatown neoyorquina, al que ponía por las nubes. Al llegar a la dirección facilitada, el restaurante, que conservaba su nombre en la fachada, estaba literalmente en ruinas y había cerrado hacía muchísimo tiempo.
Y cambiando de tercio, también hoy anuncian el pase de una película de guerra si bien no es gran cosa. Pero ya en su día me cabreó la traducción de su título, que es una de mis obsesiones. El título original es "Rules of engagement" y aquí se llamó "Reglas de compromiso".
Efectivamente "engagement", tanto en inglés cómo en francés del que procede, significa "compromiso". Y en francés, también "alistamiento". Y en francés, así cómo en el inglés que nos interesa, no sólo "compromiso" a pesar que el imbécil de turno se quedó ahí. También significa, en el terreno militar, "enfrentamiento", "lucha", "combate",
"refriega", "batalla", "choque", "emboscada o escaramuza".
Por lo tanto, las "Rules of engagement" de todo ejército formal, son las "Normas de enfrentamiento o de combate" a las que deben someterse todos los soldados y sus mandos, particularmente en guerras no convencionales, actividades antiterroristas en territorio donde exista población civil, etc., tales cómo no disparar antes de ser atacados por fuego enemigo debidamente contrastado, para evitar daños colaterales y que éste es el argumento de la película en cuestión.
Y es que no tienen ni idea.
Coronel Von Rohaut
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