En muchos parques públicos hay recintos cerrados, con elementos de juego y el suelo de arena, para que los tiernos infantes jueguen y estén a salvo.
Para que los perros no entren y se meen donde los niños juegan y se revuelcan, existen puertas con cierre o pasador pero, muchas veces, en el parque donde llevo a pasear cada mañana a mi perra (¿he dicho ya que mi perra es la mas guapa y la mas inteligente del barrio?), dicha puerta está abierta, por desidia o dejadez de las madres.
Es cierto, por desgracia, que muchos dueños de perros son unos incívicos o unos auténticos guarros, pero es también cierto que muchas progenitoras de humanos son unas auténticas burras.
Luego, si creemos en las leyes de la genética y vemos que muchas madres son burras, ¿cómo esperamos que salgan los hijos?
Y siguiendo con este razonamiento, ¿cómo debían ser las madres de muchos políticos?
Sólo de planteármelo ya me dan escalofríos.
Coronel Von Rohaut
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