Después de la sacudida que ha representado la presidencia francesa de Europa y la cordialidad que parece haber surgido entre Sarkozy y Brown, al parecer por una pequeña mejora de la "pasión europea" de los británicos pero sobre todo por los constreñimientos que a los presupuestos de defensa nacionales impone la crisis financiera, algo se mueve en los círculos militar-industriales de Bruselas.
Es posible que, en breve, asistamos a nuevas y mayores fusiones, reagrupamientos y creación de plataformas de intereses compartidos en la potente pero ahora excesivamente fragmentada industria europea de la defensa.
Claro que en España, todas pero absolutamente todas las empresas de tan importante sector industrial, tanto a nivel estratégico cómo económico y aptas, por lo tanto, a entrar en este baile de reforzamiento e integración europea, están enclavadas fuera de Catalunya y con su sede social casi exclusivamente en Madrid (*).
Y esto es así desde que así lo decidió, terminada la guerra, el vencedor de la misma y subyugador de los perdedores y sospechosos catalanes, el General Franco. Y así lo han mantenido, sin ninguna fisura ni la mas pequeña concesión, los demás gobernantes "democráticos" pero ferozmente "nacionalistas" españoles, llamense González, Aznar o Zapatero.
Aquí no fabricaremos ni una bala (no ya un tanque o un helicóptero), ni veremos un puto duro de los colosales contratos que los estados encargan (y pagan religiosamente) a las empresas del sector. Y el mercado, que con la futura integración especializará sus producciones por países, alcanza ya a 27 estados.
Aquí tambien ya nos han especializado: los catalanes, a pagar y a callar.
Coronel Von Rohaut
(*) ¿Que donde están las factorías? En Madrid, Sevilla, Cádiz, Albacete, Toledo...
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