Hace muchos años, cuando la empresa en la que yo trabajaba se tomó con interés la decisión de exportar nuestros poco competitivos (a nivel internacional) fabricados y yo me hice cargo del nuevo departamento, tuve ocasión de viajar muchisimo, a través del ancho mundo como diría un "repipi" (vocablo tan pasado de moda como toda la expresión).
Y conocí a innumerables Agregados Comerciales de distintas Embajadas de España, la mayoría de ellos total y absolutamente negados para cualquier acción comercial, sin medios pero también sin ninguna motivación ni capacidad o conocimiento para lo que era el comercio internacional moderno.
Cuando lo comparaba con el JETRO (Japan External Trade Organization) u organización gubernamental japonesa para el comercio exterior, dependiente del Ministerio de Comercio pero totalmente autónoma e incluso disgregada de las propias Embajadas y con medios muy cuantiosos y que entonces, en sus principios, estaba totalmente volcada en fomentar (¡y por Dios, que lo consiguió!) (*) las exportaciones japonesas, a mi me caía la cara de vergüenza ajena. Y si, como me dijo algún Agregado que pertenecía a la escala de Técnicos Comerciales del Estado, el Agregado español era de la escala diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, su dedicación era solo a participar en bailes, fiestas y recepciones para promocionar su propia carrera diplomática.
Pero en dos ocasiones (y con ello no quiero decir que no hubiera más, claro está) nos encontramos con Agregados Comerciales, los dos jóvenes economistas y Técnicos Comerciales del Estado de nuevas generaciones, que intentaban colaborar con las empresas que luchaban con los problemas de la exportación y concretamente la nuestra: eran Guillermo de la Dehesa, agregado en África del Sur, y Matías Rodríguez Inciarte, agregado en Chile, en tiempos del general Pinochet y con el cual parece tenía buena entrada y le había asesorado en temas económicos, y que luego fue ministro de UCD con Suárez y con el que tuve una buena relación personal, perdida hace mucho.
En los dos casos se apartaban del perfil del típico funcionario, sobre todo de la época franquista, sin preparación, resabiados y pendientes solo del escalafón. Se multiplicaban para proporcionarte información y, sobre todo, contactos al más alto nivel y, dentro de las posibilidades limitadas de una estructura que, a veces, contaba solo con su presencia y, como máximo, una secretaria compartida, con su dinamismo, conocimientos y ganas de colaborar, parecían de otro país, dentro de las anquilosadas Embajadas españolas.
En la actualidad y 30 o 40 años después, ambos son altos dirigentes del Banco de Santander. De la Dehesa es Consejero y Matías (su hermano Juan es Director General) Rodríguez Inciarte es Vicepresidente 3º y hombre de confianza, desde 1984, de su Presidente Emilio Botín.
Luego, aunque el Botín-Sanz de Sautuola García de los Ríos, marqués consorte de O'Shea, no me cae nada simpático, puedo entender que el Santander se haya convertido en el primer banco español y uno de los principales de Europa y con gran presencia en casi todo el mundo.
La excelencia, paga.
Coronel Von Rohaut
(*) También las empresas japonesas eran más dinámicas que las españolas, sus dirigentes más esforzados y sus productos progresivamente más competitivos. No toda la culpa era del gobierno...
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