El Presidente Zapatero se decidió, finalmente, a ir a Davos. Llegado tarde, le sentaron en una mesa redonda entre los dirigentes de Grecia y Lituania, dos de los poquísimos países de Europa todavía más pobres que España.
No sabiendo hablar inglés (como ningún primer ministro español, ya que el Aznar lo aprendió "de mayor") no tuvo la oportunidad de deambular por salones y pasillos donde, informalmente, jefes de estado y de gobierno departen amistosamente con grandes banqueros y directivos de corporaciones internacionales. Esto, el President Pujol, lo dominaba a la perfección...
El Zapatero dio la perfecta imagen del país. Fue la metáfora de un país, España, que no pinta nada; dirigido por gentes que no tienen ni la más mínima preparación para su cometido y van por el mundo, envueltos en su soberbia de "quiero y no puedo" pero haciendo el ridículo.
Coronel Von Rohaut
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