Hoy me he dado el gustazo de cumplir 71 años; no es nada del otro mundo, pero tampoco está al alcance de cualquier "piernas".
La cifra no tiene el "glamour" de los 70 del pasado curso, pero lo he celebrado igualmente, en la intimidad. El próximo domingo iré invitado a casa de mi hija, que me hará soplar las velas (¡que buena chica es!) pero hoy lo he disfrutado cocinándome yo mismo, como no hace muchos días, otro "entrecôte" de buey de medio kilo de nada, acompañado de unas verduritas al vapor, para equilibrar.
Me ha quedado al punto, más bien "saignant" que es como me gusta o sea, de puta madre. Y hoy lo he acompañado con una botella de cava, compartida con mi hijo, que me quedaba de las fiestas de Navidad (que celebro fervorosamente ya que soy muy tradicional); un "brut nature" de Rexach y Baqués, cosecha del 2003 (*), una bodega artesana de Guardiola de Fontrubí, cerca de Sant Sadurní d'Anoia, a la que voy cada año a comprar el cava navideño desde hace quizás unos 30 años o más.
¿Que todo esto, a vosotros, os importa una puta mierda? ¿y a mi qué...?
Coronel Von Rohaut
(*) Una cosa es el año de la cosecha, lo que los pijos gabachos llaman el "milléssimé". Otra cosa es que cuanto más reciente sea la fecha de embotellado o sea, el frescor de la bebida, mejor, ya que el "champagne" o su sucedáneo el cava catalán, no envejece bien en botella, una vez se ha procedido al degollamiento y simultáneo rellenado con el licor de expedición de la botella original, que ya ha pasado su segunda fermentación en la oscuridad y silencio sagrado de la cava.
Que tenga suerte mi coronel.
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