En un momento tonto intenté poner orden y limpieza en mi biblioteca, que abarca desde Tales de Mileto hasta (y que Dios me perdone) Beigbeder. Intento fútil que abandoné casi al instante, al ver la cantidad de mierda (tanto virtual como física, polvo) que contenía, ya que no he procedido a un arreglo a fondo desde el fallecimiento de mi esposa (lo hacía ella...).
Pero he tropezado con los varios volúmenes de la gran compilación efectuada por el catedrático jesuita belga, profesor de filosofía, crítico literario y uno de los intelectuales inspiradores del Concilio Vaticano II, Charles Möller, titulada "Literatura del Siglo XX y Cristianismo", que era un estudio de los principales autores de la primera mitad de este siglo, bajo el prisma del cristianismo pero no la doctrina cristiana, que no lo hubiera soportado, si no la moral cristiana u occidental. La filosofía de los distintos escritores y artistas y su influencia en el pensamiento moderno. Los análisis incluían conceptos como "la esperanza humana", "el silencio de Dios", etc. Además de su estilo literario y las corrientes literarias a las que se adscribían.
En su día fue para mí una gozada el releer (en muchos casos) o leer por primera vez y a la luz de Moeller, la obra de los Georges Bernanos, Graham Greene, Henry James, Franz Kafka, Vercors, Aldous Huxley, Roger Martin du Gard, Simone Weil, André Gide, pero también la reseña que de su travesía del Atlántico en solitario hizo el Doctor Alain Bombard y de la que Moeller extrae profundos pensamientos filosóficos sobre la voluntad humana de superación. O los libros de Françoise Sagan que, a pesar de ser, en su día, pasto de la prensa del corazón, no era ninguna frívola ni superficial.
Más tarde Boris Vian ("Iré a escupir sobre vuestras tumbas") me hizo odiar la impostura de Jean Paul Sartre y su barragana, la Simone de Beauvoir que, de no estar a la sombra de Sartre, no la hubiera conocido nadie. Moeller decía de Sartre que era un gran autor teatral y a mi me habían cautivado "Les mouches" y el "Huis clos" (el infierno son los otros). En novelas, "La nausea". Pero sobre su obra filosófica capital, "El ser y la nada", (L'être et le néant), a pesar de haber bebido en la fenomenología de Husserl y la filosofía de Martin Heidegger, decía Moeller que era muy superior, como método existencialista, el de Merleau-Ponty, catedrático del prestigioso Collège de France.
Pero ya Moeller me había hecho ver la superioridad moral de Albert Camus ("El extranjero", "La Peste", etc. y su teatro como el "Calígula", soberbiamente interpretado por Gérard Philippe), sobre el dogmático Jean Paul Sartre. Camus abjuró de su comunismo juvenil e intelectual (de "El mito de Sísifo" a "El hombre rebelde"), como más tarde hicieron muchos otros franceses del arte y las letras (Yves Montand, etc.). Pero Sartre se mantuvo fanático e intransigente estalinista hasta el momento de su muerte.
Durante años, "La condition humaine", de André Malraux, fue mi novela de cabecera. Pero Moeller me hizo ver la profundidad filosófica y antropológica que tenía la obra cumbre de Malraux (un autodidacta), su estudio sobre el arte inspirado en las excavaciones de Angkor Vat, en Cambodia, "Les voix du silence". Nunca leí completa esa obra monumental (y cara, por sus aportaciones o ilustraciones gráficas) de este intelectual y aventurero, de izquierdas en su juventud, donde conoció al que luego sería ministro de Mao, Chou en Lai, que inspiró uno de los personajes de "La condición humana". Y que participó, como piloto de la República, en la Guerra Civil española. Pero antes que otros, incluso que Camus, Malraux renunció a sus utopías marxistas juveniles y se alió con el Général De Gaulle, del que llegó a ser Ministro de Interior y luego de Cultura.
Claro que el Siglo XX ha tenido muchísimos más autores; no solo más franceses que los que yo cito, si no ingleses (también además de Huxley y Greene), americanos (numerosísimos), italianos (grandioso Giuseppe Tomasi di Lampedusa y su "Il gattopardo"), algún español medio perdido, etc. Pero estos son los que más he estudiado a fondo, dentro de lo que cabe y mis limitaciones.
Y no voy a hacer una relación de toda la literatura mundial de la que, por desgracia, solo he conocido una ínfima (pero importante) parte...
Coronel Von Rohaut
En el Siglo XX hay una importante literatura en español me limitaré a recordar los autores del denominado boom hispano-americano. en relación con sus autores recuerdo la Espuma de los Días de Boris Vian lúcidamente triste y humorística. De Sartre tuve que intentar leer El Ser y La Nada y Crítica de La Razón Dialéctica fue imposible.
ResponderEliminarEl boom hispano-americano fue un invento de la agente Carmen Balcells. Hay cosas buenas y menos buenas, pero no lo considero literatura española, si no escrita en castellano. Y la he leído poco, lo reconozco. Algo de la Biblioteca Formentor, de Barral.
ResponderEliminarSí, "El ser y la nada" es un ladrillo que me costó tragar.
"L'écume des jours" es la obra buena o mejor de Vian (que era un gran crítico de "jazz" e incluso tocaba y cantaba; adoraba a Duke Ellington); pero si he puesto "Iré a escupir sobre vuestras tumbas" es por la provocación del título, que me encanta.
Querido coronel,
ResponderEliminarVeo que en su biblioteca no figura el autor de mayor calidad, ( no de las letras españolas, sino mundiales) del siglo XX.
Me refiero a José Mallorquí.
A partir de ahí, entiendo que se halla más inmerso en “la nada” que en “el ser”, como dice (más o menos InterBar)
Pero todavía está a tiempo de superar sus déficits filosófico/literarios.
General Rogelius
Falso, mi querido General, y si hubiera leído con atención mis "posts" desde un principio y no superficialmente e interesándose solo con el maldito "furbo", sabría, porqué lo he contado, la alegria que tuve la primera vez que, en uno de mis numerosos viajes a California, tuve la oportunidad de visitar la Misión de San Juan de Capistrano, perfectamente conservada (sus ruinas) como "edificio o lugar histórico" del Estado de California)donde, como muy bien usted recordará, iba a esconderse Don Cesar de Echagüe, "El Coyote", cuando tenía que huir a uña de caballo y esconderse de sus enemigos.
ResponderEliminarEn su momento y cuando tenía entre 10 y 16 años, me leí toda la colección del "Coyote" y hasta algunos episodios de su hijo "El Cuervo" (inferiores), también salidos de la pluma de José Mallorquí. Más algunas novelas del otro candidato al "Nobel", Marcial Lafuente Estefanía, más oscuro que Mallorquí, quizás por ser "castellano viejo" (Toledo/Madrid) y no barcelonés como Mallorquí.
A lo que no llegué fue a Corin Tellado pero, conociéndolo, no me extrañaría que usted si lo hubiera perpetrado e, incluso, saboreado.
Querido coronel,
ResponderEliminarUna vez más se equivoca.
Recuerdo perfectamente sus comentarios anteriores sobre el tema del Coyote y la Misión de San Juan de Capistrano.
Misión que también tuve ocasión de visitar y donde, en el cementerio, hay lápidas de muchos conquistadores españoles (bastantes catalanes)
Siempre me gustó mucho aquella canción de Pat Boone “Cuando las golondrinas vuelvan a Capistrano” y con la que, en su momento literalmente arrasé en Torredembarra.
Por eso le escribí de nuevo, con la esperanza de que volviera explicar su historia (como así ha sido).
Por lo demás, cuando hablo de José Mallorquí, y su genio literario, nunca lo hago con segundas.
Del Sr. Estefanía no puedo hablar con conocimiento de causa, porque nunca leí nada suyo. Lo mismo que de Corin Tellado y Sartre.
General Rogelius