La mayoría de andaluces, como los extremeños y otros oriundos de zonas economicamente deprimidas de España (artificialmente deprimidas por la ineptitud delictiva de sus clases dirigentes, aristócratas finos y "señoritos" vagos, puesto que Andalucía, en el Siglo XVIII, era la región más rica de España), cuando tienen oportunidad trabajan como el que más.
Como los miles que fueron abocados e impelidos a emigrar a Alemania y a Catalunya en los años 50/60 y al llegar aquí y encontrar el tejido industrial ya existente y las condiciones favorables, se pusieron a trabajar como condenados y hacer todas las horas extras que pudieron. Y muchos se situaron e incluso se enriquecieron, de lo que nadie sabe cuanto me alegro, y sinceramente.
Pero ahora ha venido a visitar a los andaluces de las Casas Regionales (*) una tal Celia Villalobos, una analfabeta malagueña del PP que cuando fue ministra de Sanidad del Aznar, dijo que para evitar el "mal de las vacas locas" no se hiciera un caldito con huesos de ternera...
Y les ha dicho a sus compatriotas residentes en Tarragona, que pidan ayudas y subvenciones y que procuren vivir, por la patilla, el mayor tiempo del año con el menor tiempo trabajando o haciéndolo ver (**).
Bueno no lo ha dicho exactamente así; les ha dicho que no renuncien bajo ningún concepto a sus raíces andaluzas... (***). Lo que me parece muy bien en el campo sentimental pero
¡ Por Dios, que no practiquen !
Coronel Von Rohaut
(*) Promotoras de "ghettos" culturales, si son dirigidas pérfidamente o utilizadas como Caballos de Troya en la sociedad catalana.
(**) La conocida técnica andaluza del PER, fomentada por los "sociatas" de Madrid, pero que el PP jamás ha tenido cojones de cortar, por más que lo critiquen.
(***) Siendo yo muy joven vino a trabajar en el despacho donde yo estaba empleado, un chaval recién desembarcado de un pueblo de Granada y al que, cuando hablaba en su andaluz natal, no se le entendía nada; y nos reíamos de él cuando intentaba hablar en catalán, jóvenes como éramos y de lo que luego me arrepentí. Al poco tiempo y a pesar de las burlas, hablaba en catalán casi sin acento. Al preguntarle por qué había hecho tal esfuerzo, dijo que, al tomar el tren hacía Barcelona, su padre le dijo "Hijo mío, no te puedo dar ni un duro, pero te daré un consejo. Si quieres quedarte a vivir en Barcelona, encontrar trabajo y ser feliz, procura hablar como ellos". Es la prueba que también hay andaluces listos. Y el hijo de este es uno de los que se situaron y fueron bienvenidos. Porqué Catalunya ha sido siempre un país de acogida, pero siempre que no vengan a jodernos...
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