Leo algunas frases y conceptos de Salvador Sostres, y que también he leído a otros y he pensado yo mismo ("Cogito, ergo sum"). Por ejemplo, que el principal problema de los catalanes no es España, si no los catalanes que, casi siempre, nos equivocamos.
O aquel clarividente "Dios me libre de los amigos, que de los enemigos ya me cuido yo".
Porqué lo que está clarísimo es que ni España es malvada (como me gusta repetir a mi mismo, pero por pura retórica; literatura) ni se pasa el día pensando como nos va a tocar los cojones a los catalanes; como va a jodernos. Sencillamente, España es una gran Nación, si bien apolillada; un Imperio, si bien decadente o bien ya totalmente derruido, fracasado, caduco física y moralmente, desmantelado, malogrado desde lejos.
Y se limita a hacer lo que debe, a gobernar por y para su egocentrismo, en beneficio de sus leales súbditos y en aprovecharse de las poquísimas colonias que le restan (Catalunya y alrededores) después de la hecatombe de su antiguo y floreciente Imperio de ultramar.
Tiene toda la razón en defender lo que cree que es suyo y en levantar todas las leyes que necesita para ello: Constituciones, Leyes Orgánicas, Mayorías, etc. Y en declarar anticonstitucional todo lo que se oponga a sus intereses básicos y centralistas, lo sea o no, como el Estatuto catalán, que lo era casi todo entero. Claro que si.
Mientras que los catalanes, si no estamos cómodos bajo este estatus de provincia ocupada, lo que hemos de hacer es independizarnos, irnos, y no querer modificar las leyes que ya les van bien a ellos; que jamás podremos, por simple aritmética.
Pero para ello es imprescindible la unidad de todos o casi todos los catalanes. Lo que es difícil ya que en este "trist, covard i dissortat pais" (*), hay mucho mamón, mucho gilipollas desinformado, mucho vividor aprovechado, mucho cobarde con "síndrome de Estocolmo", mucho traidor interesado, mucha buena gente boba y equivocada.
Coronel Von Rohaut
(*) Sí, ya sé que le he sustituido un adjetivo al bueno del Espriu, pero es que sucios no somos.
Querido coronel,
ResponderEliminarDespués de tantos años de fracaso total en el tema del independentismo de Cataluña (y lo que te rondaré morena) creo que ya ha llegado el momento de poner en práctica lo que personalmente denomino “catalanismo expansivo”.
No se trata de buscar la independencia de Cataluña sino de que los catalanes conquistemos España.
Cuando eso ocurra (y es posible, por no decir probable) será cuando tengamos 10 de los 15 ministros catalanes, y podremos actuar como han hecho tradicionalmente los políticos españoles, de fuera de Cataluña.
(VG. Felipe González con el AVE)
Así que menos creación de partidos políticos que siempre serán minoritarios, de manifestaciones cachondas, pero no eficaces, y una perspectiva más amplia y superior.
Una España desarrollada por los catalanes sí sería posible.
Pero para ello, hay que evitar pérdidas de tiempo como las que están tan acostumbrados algunos políticos catalanes que si desconocen una palabra, esa se llama “pragmatismo”.
General Rogelius
Mi querido y admirado amigo Rogelio:
ResponderEliminarCuando yo era joven y te juro que, desde entonces, ha llovido la hostia, con un íntimo amigo de la época, Josep Mª Bas, con el que teniamos largas discusiones políticas nocturnas, al salir del local del grupo "escolta" al que perteneciamos, manejábamos la clasica posibilidad de que "como que somos más inteligentes, nos infiltramos en la política española y, en un plis plas, nos adueñamos de las llaves del poder y manejamos el cotarro".
Yo dirigí mis pasos por otros derroteros y mi amigo, el Bas, después de licenciarse en Económicas como tu, entró en el PSC, fué escalando posiciones, colaboró con el Narcís Serra ya en el Ayuntamiento de Barcelona; se fue con él a Madrid cuando el PSOE ganó sus primeras elecciones y Felipe González se rodeó de ministros catalanes. Estuvo de Director General en el Ministerio de Educación casi durante las dos legislaturas del Felipe y con distintos Ministros (Maravall, Solana, Rubalcaba, luego ya se estropearon) y al final regresó de funcionario a la Generalitat, de la que era funcionario excedente.
Y al poco antes de morir me confesó que, allí, no había nada que hacer...