Un periódico tan siempre "políticamente correcto" como "La Vanguardia", en uno de sus editoriales de hoy se mete con Sarkozy y su política de expulsión de los gitanos.
Y suelta, al final, su sentencia "buenista": "... donde quizás Sarkozy haya sido indiscutiblemente imprudente es el asociar al conjunto de una etnia con conductas delictivas".
Pues va a ser que yo si lo discuto; pues no creo que vaya nada equivocado. Habría sido no imprudente si no absoluta e injustamente gilipollas asociando con conductas delictivas las de los padres franciscanos, los riojanos o finlandeses en su conjunto, o hasta los budistas tibetanos.
¿Pero los gitanos? Pero si su larga y centenaria historia en Europa ha estado siempre ligada, junto con el nomadismo y la marginalidad, ya de por sí ajenos a la civilización occidental (falta de escolarización de los hijos, falta de trabajo fijo, falta de higiene), a la vagancia, pequeña delincuencia, robos, raterías y timos.
Claro que no todos; de cualquier tema, nunca son todos. Pero si una minoría muy numerosa, si no una gran mayoría, han estado enfrentados con las fuerzas del orden y ajenos a toda regla social que no sea la suya particular, la "ley gitana" y distinta de cualquier norma civilizada y comúnmente aceptada por el conjunto de la sociedad: las reglas de convivencia que nos hemos impuesto y aceptado.
Pues si no quieren aceptarlas, que se larguen, coño... o que les echen. Como los putos moros con su puto islam fanático e intransigente, polígamo a veces y retrógrado siempre.
Invariablemente recordaré que un pobre alcalde de un pequeño pueblo de la provincia de Jaén, y siendo que en Andalucía parecería que los gitanos debieran estar algo más integrados o, por lo menos, mas aceptados por la población (al cantar y bailar todos flamenco y perdón por la frivolidad), tuvo problemas con la justicia y la administración cuando intentó expulsar del pueblo y mediante la policía municipal, a una familia gitana, recién instalada.
Decía el pobre edil que en su pueblo, que siempre había sido muy tranquilo, justo a partir del momento de la llegada de dicha familia gitana, habían empezado los robos y hurtos, los desplantes y amenazas, inclusive por parte de los niños, los "dulces y graciosos churumbeles", cuando alguien les afeaba su mala conducta; broncas continuas y enfrentamientos con la buena población, que ya no aguantaba más.
Y de casos como este la historia de las relaciones entre "payos" y "gitanos" está llena y no se nos puede acusar de falta de paciencia, de tolerancia, de comprensión o de pedagogía e intentos de adaptación e integración, después de varios siglos sin conseguirlo... justo porqué no quieren.
¿Xenofobia o racismo el quererlos echar de una puta vez?
¡ Anda ya, tío, y no me hagas reír que se me desencaja la mandíbula !
Coronel Von Rohaut
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