Mire usted, pues sí, me niego en redondo a que me tilden de xenófobo, que me tachen de racista.
Si me opongo radicalmente a que los musulmanes e islamistas varios invadan Europa con sus llegadas masivas y su crecimiento demográfico desbocado (follan a mansalva y sus mujeres crían como conejas), con su objetivo declarado de ocupar y dominar nuestros territorios, nuestros países de raíz blanca y cristiana para imponer su "jyhad" y su religión retrógrada y fanática, su "sharía" o leyes coránicas y salvajes que lapidan (matan a pedradas y sin pruebas) a presuntas adúlteras, no es por racismo.
Es en defensa propia.
Y si me niego, a pesar de toda mi solidaridad con los pobres del mundo, mi caridad de raíz cristiana y civilizada, a acoger a todos los inmigrantes que llegan a Europa en busca de trabajo (escaso) y, sobre todo, de servicios educativos y sanitarios gratuitos como los que ofrece nuestro estado del bienestar pero que ya está al borde del colapso financiero, no es por xenofobia ni egoísmo. Es por qué ni Catalunya, ni España, ni Francia ni, siquiera, toda Europa, tienen capacidad para cuidar, alimentar y sanar a todos los desfavorecidos, los miserables del planeta...
Y el que no quiera entenderlo, que se vaya a tomar pol culo. Pero yo no acepto, cruzado de brazos, el suicidio del mundo Occidental.
¡ Cada uno en su casa y Dios en la de todos !
Coronel Von Rohaut
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