Un pastor americano quiere instituir el día mundial de la quema del Corán y, como era de esperar (y es lógico) se le han echado encima y le ha dicho, merecidamente, de todo.
Yo me opongo a quemar ningún libro, ni siquiera el Corán. Y si veo uno ardiendo prometo ayudar a apagarlo: meándome encima.
De cara a la Meca, eso sí y con todo el respeto que me merece toda religión (*).
Coronel Von Rohaut
(*) ¡Hey! el mismo respeto que por mí, mi religión y sus símbolos, puedan tener los coránicos.
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