Con la ayuda de mi perra (eso sí, ella después de su previa y reglamentaria ración de pienso) y para honrar el día del Señor, hoy me he zampado unas buenas costillas de cerdo, gordas y grasientas de buen marrano ibérico, bien asadas al horno y rociadas con aceite virgen de oliva y un poco de manteca de cerdo para poder mojar pan, pero previamente marinadas con zumo de limón y pimienta negra recién molida (*).
Luego y de postre, un "tortell", un delicioso rosco de mazapán, generosamente mojado en nata fresca azucarada, una "crème Chantilly", recién montada por mi pastelero de confianza.
Todo regado por un buen vinito del país, fresco "comme il faut", pues todavía el tiempo es agradable. Bueno, y para desengrasar, en la cena prometo tan solo tomar unos higos de "coll de dama" que tengo en el frigorífico, con un poco de uva "moscatell", que por algo estamos en plena "tardor" o sea, otoño.
Mi perra ya está roncando y yo he decidido irme a echar una siestecita, hasta que empiece el partido del "Barça". Y, mientras, a los moros que los mate Dios (**).
Coronel Von Rohaut
(*) Mi hijo, hoy, ha comido distinto.
(**) La frase original era dirigida a los carlistas. "Als carlins que els mati Deu, ja que ell els va fer". Pero yo la adapto...
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