viernes, octubre 08, 2010

"Guam Air Base"












Unas de las últimas islas del Pacífico conquistadas por los americanos fueron las de Guam, Tinian y Saipan, en las Marianas, y desde cuyas pistas de aterrizaje los colosos de entonces, los Boeing B-29, podían alcanzar el Japón para bombardearlo directamente. De Tinian partieron los que lanzaron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki y que provocaron la rendición final, sin condiciones, del Imperio japonés.

Durante la guerra de Vietnam y del "North Guam Airfield", ya llamado "Andersen Air Force Base", fue el lugar de partida de los bombarderos Boeing B-52 que machacaron la península indochina, sobre la que lanzaron un total de 338.000 toneladas de bombas, lo que la convirtió en la parte del mundo más bombardeada de la historia. Más adelante se utilizó también la base tailandesa de "U-Tapao", desde la cual los B-52 no precisaban repostar en vuelo para alcanzar sus objetivos

En la operación "Linebaker II", que siguió a las anteriores "Roller Thunder" y "Linebaker I", se llegaron a reunir en el aeropuerto "Andersen" un total de 150 B-52 (foto de arriba) que realizaron cientos de salidas. Para poder despegar con la máxima carga de bombas (segunda fotografía) y de combustible y alcanzar los lejanos objetivos de Vietnam del Norte y especialmente la "Hô Chi Minh Trail", así como en Laos y Camboya (lo cual era ilegal), los americanos pusieron a punto la técnica de inyectar agua en los reactores para conseguir un puntual incremento de potencia (tercera foto).

Todavía hoy la base de "Andersen" alberga un ala de bombarderos B-52 de la última versión modernizada (foto de abajo).

Pero cientos de B-52, junto con miles de otros tipos de aviones fuera de servicio y destinados al desguace o bien, los más modernos y muchos todavía actuales si bien de primeras versiones ya jubiladas, mantenidos como reserva estratégica "por si fueran necesarios", se alinean en la base de la USAF de Davis-Monthan, cerca de Phoenix.

El aire extremadamente seco del desierto de Arizona evita su oxidación, sin mayor protección que, a veces, una simple funda de tela (penúltima imagen, parcial, del "cementerio aéreo").

Coronel Von Rohaut

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