A propósito de la puta paella

Una amiga mía que fue a vivir unos años a Valencia, estaba hasta los mismos ovarios de la animadversión anticatalana de sus vecinas que, como a catalana, le recriminaban cosas que los catalanes jamás hemos dicho. Por ejemplo, que nos queríamos apropiar hasta de la "paella valenciana" y que decíamos que la habíamos inventado nosotros. Ridículo.

Sandez que nunca jamás de los jamases he escuchado decirlo yo en Catalunya ni a ningún catalán. Ni mucho menos querernos apropiar de la "paella valenciana", la auténtica que, con su pollo, conejo y caracoles (que a mi me dan, los dos, un cierto asco), su mierda de "garrofón" una alubia basta, su grano más bien seco y, sobre todo, su porquería de base o sustrato de arroz quemado, agarrado, el "socarrat" que forma parte intrínseca de la paella valenciana y que encuentro asqueroso. Y para aderezarlo, la forma típica de comerlo, con la paella en el centro de la mesa y cada uno con su tenedor cogiendo su parte de la vitualla común; una guarrada de pueblo antiguo y pobre.

Creo que también valenciano, de Castellón o Alicante, es el delicioso "arroz a banda", con su aderezo de "allioli". Y que también se cocina con la "paella" o sartén, que es el utensilio usado para hacer las "paellas de arroz" y que de aquí su nombre, en que el continente ha dado nombre al contenido. Y al que le llame "paellera" a la sartén (paella en catalán) de hacer estas variantes coquinarias, le mando a la mierda. Es como si le llamáramos "cazuelera" a la "cazuela" de hacer fideos a la cazuela.

Lo que si hemos inventado los catalanes si bien no tenemos ningún inconveniente a compartir con otros pueblos hermanos, es la "paella marinera" (en la imagen de arriba) o la "mixta", un poco jugosa (*) y con su cerdo (costilla y salchichas) pero, especialmente, sus gambas o cigalas ("escamarlans"), galeras y nécoras para el caldo o "fumet" (la "valenciana" se hace con solo agua...), sus almejas y mejillones, su sepia, etc. Y con alcachofa, cuando es temporada y, siempre, cebolla y ajos tiernos, a pesar de lo que digan algunos.

O el "arroz caldoso de bogavante", así como la paella marinera "Parellada", limpia de conchas y cáscaras . O el totalmente catalán, montañés y "pagès", del interior del país: "l'arròs a la cassola" de conejo, pollo y/o cerdo, en cazuela y caldoso, llamado también "arròs de muntanya" y del que yo paso si lleva conejo, a pesar de su sabor intenso. Y mi padre decía que el mejor "arròs a la cassola" que él había jamás comido, era el cocinado con ardilla o "esquirol" (cazada por él), mientras que yo recuerdo especialmente, de un restaurante que ya no existe, el "Cantábrico" de Barcelona, una paella marinera que incluía anguila y que era excelso...

Ni de la "paella valenciana" ni de su territorio (ni del Balear) queremos apropiarnos los catalanes; no existe un "imperialismo catalán" que tanto nos recriminan. Lo que si defendemos con uñas y dientes es la unidad cultural de los "países catalanes" o territorios de historia y origen común. Y nos mataremos por conservar la unidad lingüística. Y si en su día, cuando los catalanes del "Principat" tengamos nuestro estado propio y soberano, y los valencianos o catalanes del sur y murcianos del "Carxe", mallorquines y menorquines, habitantes de "la Franja", o de la "Catalunya Nord" (el Rosselló, el Capcir, la Cerdanya Nord, el Conflent y el Vallespir) desean, libremente expresado, adherirse a nosotros para formar una "Catalunya rica i plena", les daremos la bienvenida, fraternal y calurosa, como se acoge al hijo pródigo que regresa a la casa del padre, después de ver la luz y constatar lo mal que se vive con una madrastra malvada y ruín.

Coronel Von Rohaut