Durante treinta años a los catalanes nos han estado refregando la Constitución Española por el morro, diciéndonos que era un texto sagrado e intocable y cualquier cosa que quisiéramos hacer resultaba que la puta Constitución de la puta España que nos tiene aherrojados, nos lo impedía.
Pero como que tanto el PP como el PSOE, para cualquier tipo de LOAPA rápidamente se ponen de acuerdo, ahora la van a modificar en un pis-pas, sin pasar ni por referenda, ni hostias, ni disoluciones de las Cortes, ni ninguno de los grandes autos de fe o parafernalias con los que o nos amenazaban con el fuego del Averno o nos decían, niño no toques, que aquello era la Biblia, Vox Dei.
Como también cuando en otro pis-pas consensuado (entre ellos solos, faltaría más) se han cargado el sistema financiero de cajas (claro que también o aprovechando fallos notorios de sus gestores), que era el único sistema financiero netamente catalán y el único de que disponíamos ya que siempre, con las malas artes que hubiera sido necesario, nos tuvieron apartados del pastel del sistema bancario español y oligárquico.
Como cuando el Rubalcaba, negociando la financiación estatutaria con la parte catalana (¿catalana de qué, si con el Durán no podía ser más españolista?) dijo que no nos daba más ya que, con los impuestos que cobraríamos de ENDESA (por la que pujaba Gas Natural y que se hubiera llevado la sede central a Barcelona), ya íbamos apañados. Claro que luego todas las voces nacionalistas (¿nacionalistas los españoles, pero qué dices?) clamaron también al unísono, unos diciendo que la eléctrica antes para los alemanes que para los catalanes, otros (la Esperanza Aguirre de España) negándose a que la empresa saliera de la "zona nacional", y la operación no se cerró. Que ya cuidaron que no se cerrase...
Como ahora mismo con el ministro Sebastián (*) alegrándose y felicitándose que Sacyr (empresa madrileña) quite de la dirección de Repsol (primera empresa española) a La Caixa y su delegado Antoni Brufau (catalanes, si bien ejercen poco... pero hasta así les molestan).
Sacyr, con deudas hasta el culo, aprovechará los dividendos de Repsol (por el reparto de los cuales hace años viene luchando y Brufau le negaba en bien de la capitalización y salud futura de la empresa) para enjugar sus grandes pérdidas como constructora ligada a los contratos del estado y a los negocios siempre emparentados con el "amiguismo" propio de la Cueva de Alí Babá sita en la capital del Reyno.
Luego, el Durán cree (o nos quiere hacer creer) que con el gesto, inútil, de no votar ya ha cumplido. Otros igual de estúpidos o malévolos, se desgañitan que a Madrid hemos de ir todos juntos y unidos (¿no será arrejuntados?) a luchar "por lo nuestro". Lo nuestro, llámese autonomía fiscal, llámese concierto económico, llámese pacto fiscal o concierto "light" para no molestar, que nunca jamás nos lo concederán y que los que lo piden ya lo saben perfectamente (¿a quien quieren engañar? al buen pueblo bobo y manipulable, claro).
Otros muchos decimos que a Madrid, sobre todo a los que no nos gusta nada que nos den pol culo, no hemos de ir a hacer nada. Que allí no se nos ha perdido nada y que lo que es nuestro y bien nuestro lo único razonable que podemos hacer es cogérnoslo.
Cogerlo a dos manos y no solo migajas con una mientras que con la otra nos rascamos los huevos, como hace tanto que venimos haciendo y mirando para otro lado...
Coronel Von Rohaut
(*) Aquel tonto del culo que dijo que me regalaba una bombilla, que nunca recibí, pero con lo que el Estado se gastó una porrada de millones. O que me aconsejó comprase unos neumáticos que aún no se fabricaban ni, creo, se fabrican...
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