Sigo un debate en una televisión francesa donde varios intelectuales (*) enfrentan que, hasta hace poco, la "izquierda" presumía de su superioridad moral, pública y política, frente a la pragmática "derecha". Alardeaba de su defensa de los derechos humanos, de su "progresismo" cultural; monopolizaba una presunta pureza ideológica.
Pero según parece, en la actual "batalla de las ideas", los pensadores de la "derecha" están superando a los de la "izquierda". Están ganando. (**)
Coronel Von Rohaut
(*) Los intelectuales franceses no siempre son tan buenos como ellos se creen; son bastante pedantes y creídos de si mismos. ¡Pero qué brillantes son los jodidos!
(**) Referido a Francia, claro. En España, decir "intelectuales" y "derecha", es caer en un oxímoron o una "contradictio in terminis". Escuchar a los "pensadores" de, por ejemplo, las tertulias de Intereconomía, es asistir a un vocinglero festival de panfletistas desmelenados. Incluso si, a veces, yo pudiera estar de acuerdo en alguna de sus tesis, su fanatismo cavernario-mesetario, su retrógada pasión nacionalista (esta de la que tanto reniegan cuando es el nacionalismo de los otros), hace que sus conclusiones aparezcan como vómitos de íncubo.
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