miércoles, noviembre 09, 2011

El debate, como eufemismo de una aburrida pantomima

Ahora que ya ha pasado la resaca del paripé orquestado por los gabinetes de comunicación de los dos partidos, ya puedo hacer un análisis frío, desapasionado e imparcial.

Fue una mierda.

Pero destaco un hecho irrefutable: a la misma hora TV3 daba el programa "El Convidat" de Albert Om (que acaba de ser premiado con el "Ondas"). Y en Catalunya superó la audiencia, fué líder en aquella hora, de todas las demás televisiones que daban, simultáneamente, el susodicho debate entre los dos candidatos a las elecciones españolas. Albert Om entrevistaba en su casa, a Charlie Reixach, que volvió a demostrar que es un "crack" y el ídolo de mucha gente (*).

Y este hecho refleja que todavía hay inteligencia sobre la tierra y esperanza en Catalunya. ¿Porqué qué coño se nos ha perdido a los catalanes en Madrid? ¿Qué coño hemos de ir a hacer allí?. Algunos dirán que, hombre, ya que allí se cuece la política del país y que en algo nos afectará a los catalanes y, ya que no podemos influir, por lo menos que nos enteremos de por donde nos vendrán las hostias. Pero es que ya quedó claro, Catalunya, que es el gran problema del encaje territorial de España, no fue citada ni una sola vez por los dos candidatos. Porqué ya se sabe que en lo único que siempre se pondrán de acuerdo los dos grandes partidos españoles y sus malvados dirigentes, sin ni siquiera discutirlo, es en joder a los catalanes: en amordazarlos o engañarlos para seguirles robando a mansalva.

¡Maldita sea...!

Coronel Von Rohaut

(*) Confirmó ser el ejemplo viviente de la aplicación de la Ley del Mínimo Esfuerzo. Confesó que jamás entraba en la cocina, que era el lugar de las mujeres. Que él, siguiendo el consejo de su padre, siempre comía en el comedor y le horrorizaba la tendencia de las mujeres de ahora en ir acercando cada vez más a sus maridos a la cocina, donde incluso les hacen comer, para traspasarles más la responsabilidad; se rió de su hijo que ya se hacía los huevos fritos. Y su esposa, una navarra castellanoparlante, recordó que cuando se compró un horno microondas, al verlo su marido le preguntó porqué se había comprado un televisor para la cocina...

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