miércoles, noviembre 23, 2011

La felicidad, ah, ah, ah, ah.

Una militante de una ONG dice, a su regreso de un viaje a América del Sur, que lo que más la impactó fue ver a niños que, no teniendo nada, sin embargo eran felices. Lo que recuerda aquella parábola que "el hombre feliz no tenía camisa".

Pero lo que hace feliz, al hombre o al niño, no es el no tener una puta camisa que ponerse ni un puto trozo de pan que llevarse a la boca. Lo que les hace felices es la puta ignorancia: el desconocer que se puede tener algo más.

Y lo que nos hace infelices a la mayoría de humanos occidentales o civilizados, a pesar que dispongamos de, relativamente, muchos bienes y comodidades, es el conocimiento y la información. O sea, la puta envidia. El saber que hay unos pocos miles de afortunados que lo tienen todo o casi todo y, sobre todo, mucho más que uno.

Es que somos así, y lo mejor es aceptarnos como somos, aunque seamos unos gilipollas amargados...

Coronel Von Rohaut

(PS) Lo de la "ah, ah, ah, ah" detrás de la palabra "felicidad" (o "felicidá") del título, viene a ser la música de la canción de los 60' del cantante y actor argentino (luego político) Palito Ortega. De nada.

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