Haciendo camino...

... que, como ya decía el poeta, se hace al andar.

Este sábado asistí a la Primera Convención Nacional de Transición a la Independencia, organizada por el Centre d'Estudis Sobiranistes, que es una Fundación de mi partido "SI" Solidaritat Catalana per la Independència.

Notables juristas y economistas trataron sobre, entre otros, dos temas que yo ya tengo asumidos pero me los confirmaron una vez más.

1. Que es perfectamente (y jurídicamente) posible la integración de una Catalunya soberana e independiente a la Unión Europea. Porqué Catalunya ya está en Europa y solo ha de tramitar su cambio de estatus de "comunidad autónoma" a "estado". Y hay razones y precedentes, y jurisprudencia internacional (*), que permiten (claro que habrá que currárselo pero nada, en esta vida, es gratis) eludir los posibles y casi seguros vetos y palos en las ruedas por parte de la malvada potencia colonial doméstica, que es la maldita España.
2. Que una Catalunya independiente, desde el punto de vista económico, es también perfectamente viable. Que en el peor de los casos y si España intenta jodernos perderíamos, como máximo, el 50% de lo que ganaríamos con la secesión, con lo que el balance ya sería suficientemente bueno. Cuando reciba los "power points" con los gráficos del estudio, los remitiré a mis amigos, que todavía algunos dudan de nuestro futuro... Pobres, es que es mucha gente, buena gente, la todavía afectada por el Síndrome de Estocolmo.

También se recordó que la secesión puede ser acordada con el Estado cedente, en nuestro caso España, lo que es muy difícil e, históricamente, solo ha sido así en un par de ocasiones (la excepción que confirma la regla) pero que en la mayoría de casos se hace por la vía de la ruptura constitucional, rotura que puede ser a lo bestia, a hostias y como también, desgraciadamente, ha sido muchas veces (ej. Irlanda vs Gran Bretaña) o civilizadamente como debería ser en el Siglo XXI y aún que no nos pusiéramos de acuerdo: siempre hay que cruzar alguna línea roja, saltarse la Constitución de la parte contraria, que está ahí para frustrar la secesión a la que tienes derecho natural.

Y luego estaría la negociación para repartirse los activos que, naturalmente, también comporta los pasivos. En el caso nuestro y debido a que España es un estado prácticamente en quiebra, quizás sería mejor dejar la negociación y el reparto y que cada uno se quede con lo que ya tiene en su casa, en su territorio. Nos olvidaríamos de reclamar la parte que nos pueda tocar del material del Museo Reina Sofía y otros, del material rodante de la RENFE y de Iberia, del valor de las autopistas y aeropuertos españoles construidos con nuestros dineros, de los barcos de guerra, aviones y de embajadas cuya parte alícuota nos corresponde, etc. etc.. Pero también nos olvidaríamos de la parte que nos pueda tocar de la inmensa deuda española. Que apechugue con ella quien la gestionó y la firmó; si vamos por las malas, a los catalanes, a la Generalitat, que nos registren... Y si tuviéramos que responder de una parte de la misma, que no fuera en relación a nuestra población ni a nuestro PIB, si no en relación a donde y en qué se gastó; ¡se malgastó y que seguro que no fue en Catalunya ni en el bienestar de los catalanes!

¡Endavant per un Estat Catalá!

Coronel Von Rohaut

(*) Mas bien es al revés; si una parte de Europa vota por la secesión de su anterior Estado, es la que tiene derecho de optar por quedarse en Europa, y asumir todas las obligaciones de su anterior pertenencia, o salirse de la Unión. Cosa que Catalunya jamás haría...