sábado, diciembre 03, 2011

Me hace inmensamente feliz


Un grupo de sabios de Harvard, del MIT y de otras prestigiosas universidades americanas y alemanas se esfuerzan (virtualmente y a través de un reportaje científico de la tele) en explicarme lo que es una singularidad en el universo cósmico.

Me dicen que la única explicación que tenemos hasta ahora sobre la creación o inicio del universo es la teoría del Big Bang (que tengo ya entendida y asimilada desde hace tiempo) y que dicho acto tuvo lugar, posiblemente, en una singularidad.

Luego si el inicio tuvo lugar en una singularidad es que dicha singularidad ya estaba allí antes del inicio que, por ello, dejaba de ser un inicio. Mal empezamos. Pero sigamos.

Al parecer en el centro de cada galaxia hay un agujero negro (no vistos pero si intuidos y calculados matemáticamente por las órbitas de los objetos celestes que giran a su alrededor e impulsados por las leyes de la gravedad) y en el núcleo de cada agujero negro (un no-objeto inmensamente pesado e inmensamente pequeño, que es negro porqué con su inmensa gravedad logra absorber y apresar hasta la luz, y hasta aquí llego) se produce una singularidad. Y es en dicha singularidad (no explicada ya que dejaría de serlo) donde las leyes de la gravedad tan deliciosamente explicadas en la Ley de la Relatividad General de Einstein, se dan de hostias con la Mecánica Quántica, que trata de explicar los mecanismos de las partículas subatómicas, las cuales se pasan por el forro de los cojones las leyes de la gravedad. ¡Uf!

Acaban diciéndome que lo único claro es que no entendemos nada. No yo, si no ni yo ni ellos. Y esto me hace muy feliz.

Porqué no es que yo sea burro o, por lo menos, no solamente yo...

Coronel Von Rohaut

(PS) En la imagen, la impactante foto de una galaxia espiral (como nuestra Vía Láctea) tomada por el telescopio espacial Hubble.

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