Hace años los catalanes europeístas o sea, casi todos, si además éramos nacionalistas (entonces no se llevaba mucho lo de ser claramente independentista y por esto Jordi Pujol se apoderó de la representación política del catalanismo, de su alma), soñábamos que la integración política europea, resumido en la fórmula mágica de (+ Europa y - España) sería el camino por el cual los catalanes podríamos encontrar nuestra vía hacía nuestro puesto en el mundo a través de un auténtico autonomismo (un autonomismo autentico como fué el vasco-navarro y no la puta mierda seca que conseguimos).
Luego la vía europea se estrechó ya que cada vez tenían menos peso, a nivel colectivo y jurídico-político, las euroregiones, los "4 motores europeos" que se había inventado Pujol y para los que había encontrado ciertas alianzas (Lombardía, Rhône-Alpes, Baden-Württemberg). Y porqué cada vez los estados nacionales tenían más peso y estaban menos predispuestos a ceder soberanía, incluso a Bruselas y a pesar de la gran deconstrucción soberana que representó la creación del euro. Para blindarse habían optado por hablar solo entre ellos y a no dar cancha; Catalunya solo podía relacionarse con Bruselas a través de Madrid.
Además, cuando creció y se desarrolló el independentismo catalán, ahora cada día mas fuerte, si bien gana peso el independentismo económico que nos enfrenta a la España expoliadora de nuestros recursos a través del déficit de las balanzas fiscales (y que es el independentismo que puede atraer a su seno a las poblaciones de origen inmigrante, que también sufren las consecuencias del saqueo brutal e injusto que padece Catalunya bajo la centralista España castellana), obviamente se despertó el independentismo o soberanismo catalán romántico e identitario, de raíz lingüístico-cultural e histórica, que es el que siempre había mantenido encendida la llama.
Y este ultimo (o primero cronológicamente) soberanismo nos enfrenta, lógicamente, a la jacobina Francia. Más centralista aún que España (al ser más eficaz) y más culturalmente dominante y que consiguió casi del todo borrar la lengua y el sentido de pertenencia catalán en la Catalunya Nord o comarcas catalanas bajo administración francesa desde el ominoso Tratado de los Pirineos de 1659 (*). Y que se hizo más patente a partir de las Leyes Ferry de 1881/1882, que crearon la escuela republicana pública, obligatoria, gratuita y laica (**), que favoreció la desaparición del catalán como lengua culta y, a la larga, de su uso diario en el sur de Francia.
Todo ello hizo que los catalanes, cuyas élites culturales siempre habían sido mayoritariamente francófilas (***), se desentendieran de un aliado que no interesaba para los deseos de obtener un estado propio, a lo que los gabachos siempre se opondrán; no fuéramos a dar un mal ejemplo a sus regiones más díscolas y les jodiéramos el invento.
Pero hete aquí que ante la posición mas cerradamente anticatalana y catalanófoba del gobierno español, se nos abre una posibilidad de colaboración con Francia, a través de sus intereses económicos hacía el Mediterráneo. Y es posible que ante no solo la intransigencia interesada si no la clara oposición ideológica de una RENFE y sus patronos, ADIF, el Ministerio de Fomento u Obras Públicas, el mismo gobierno español con, al frente, sus élites funcionariales y centralistas y de un furibundo nacionalismo español, podamos obtener el apoyo, la alianza de, por ejemplo, la SNCF.
Lo explica muy bien el economista y eurodiputado de CIU en Bruselas, Ramón Tremosa, en el artículo que se puede clikar aquí y con el que estoy muy de acuerdo y hasta ilusionado. Solo disiento y muy firmemente, cuando él dice que "... mientras el estado propio no llega, el primer paso, para mí, es la soberanía fiscal". Lo cual es falso por imposible ya que para mí, y estoy seguro que hasta para él, si bien lo dice para contentar a su jefe de filas, el Artur Más, es precisamente lo contrario: "sin estado propio y soberano no hay ni habrá nunca soberanía fiscal o económica". Lo primero es imposible por antitético; solo con la independencia todo será factible.
¡Visca l'Estat Catalá!
Coronel Von Rohaut
(*) Por el que un maldito rey castellano les regaló a los franceses una zona del territorio catalán, las comarcas del Rosselló, Conflent, Vallespir y una parte de la Cerdanya.
(**) Una maravillosa y progresista ley para Francia (y para la humanidad, por su gran ejemplo que se expandió por gran parte de Occidente) y que fortaleció el sentimiento nacional y patriótico de Francia, pero jodió a los catalanes que lo querían seguir siendo.
(***) Así como las bases populares que tanto durante la Primera Guerra Mundial como, sobre todo, durante la Segunda contra la Alemania "nazi", eran mayoritaria y claramente aliadófilas. Mientras que una pequeña parte de la burguesía catalana y la mayoría de la población hispano-castellana, era germanófila si no, incluso, nazi-fascista. ¿Por franquista?
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