Esta madrugada del día 6 de enero, la Epifanía del Señor o festividad de los Reyes Magos, me he encontrado la terraza llena de carbón negro, amargo y polvoriento.
Obsequio de Sus Majestades, los tres astrólogos llegados de Oriente siguiendo una estrella fugaz.
Y admito que me lo he ganado a pulso ya que he sido un niño malo, muy malo.
He mandado a tomar pol culo a multitud de personas que también se lo tenían bien merecido. Me he cagado en la puta madre de caballeros a los que me ha encantado hacerles saber, por si lo habían olvidado, que su progenitora se dedicaba a la prostitución y su señor padre era un cabronazo de tomo y lomo, cuyos cuernos iban rasgando las cortinas del burdel que era su domicilio.
Y me he meado sobre las fotos de multitud de políticos, líderes de opinión o gobernantes mastuerzos de este Estado llamado La España de la Pandereta, con cuya Constitución me he limpiado el Sacro Colegio Cardenalicio.
¡ Nihil obstat !
Coronel Von Rohaut
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