Estos días de recogimiento y espiritualidad deberían habernos servido para meditar sobre la actual situación, con millones de gentes pasando hambre, sin agua potable ni escuelas en muchas partes del mundo. Una situación grave que clama al cielo.
Y nosotros, los europeos y habitantes del rico (en comparación) Occidente, tendríamos que hacer un mayor esfuerzo de compasión y solidaridad.
Pero ni Francia país, históricamente, de acogida y heraldo de los derechos humanos, ni toda Europa en su conjunto, no puede, es físicamente incapaz, de acoger toda la pobreza del mundo ni mitigar (solo aliviarla mínimamente y algunas organizaciones humanitarias ya lo hacen) toda la miseria de la humanidad. Si lo intentásemos y repartiésemos todo lo que tenemos no seríamos todos más ricos si no todos igual de pobres, incluidos nosotros que pasaríamos a ser mucho más miserables; unos santos, pero gilipollas. Por lo que la caridad, como bien reza la sabiduría popular, ha de empezar por uno mismo.
Especialmente con las masas de musulmanes pobres y fanáticos, que más que venir a pedirnos, y de paso convertirnos, a nosotros, deberían girar sus demandas hacía sus primos del Golfo Pérsico y Península Arábiga, a los que les salen los petrodólares por las orejas.
Y los cuales, en vez de invertir sus dineros en comprar hoteles de lujo en Londres y París (ya los tienen casi todos) o en subvencionar putas mezquitas repartidas por los pueblos de Europa y enviarnos imanes y predicadores para cuidar la salud espiritual de sus masas expatriadas e invasoras (y jodernos a nosotros), podrían dar educación, trabajo y comida a los suyos, que Alá es Grande (¡Allahu Akbar!).
Pero en sus países de origen, donde hay espacio de sobra, y no venir a darnos la brasa a nosotros, que ya nos vá bien siendo, como somos, infieles y descreídos. Bebedores de buen vino, comedores de cerdo y buenos jamones, casados con una sola mujer (que ya es suficiente y a la que luego, si podemos, ya le pondremos los cuernos con alguna jóven, como hacen los putos moros pero diciendo que es legal).
¡Inch Allah!
Coronel Von Rohaut
(PS) Como decía mi abuela, que en paz descanse, cada uno en su casa y Dios en la de todos.
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