En algunos casos pero, en otros, la mentira y la tergiversación pura y dura.
La prensa internacional así como muchos políticos europeos ironizan, o se ríen a carcajadas, por el uso de eufemismos por parte del Rajoy y sus domesticados acólitos, para no reconocer la verdad.
Quizás el más sangrante sea el de la prestigiosa revista americana "Time" cuando dice "Tú llámale tomate, yo le llamo rescate".
En su comparecencia improvisada antes de largarse a ver el fútbol, el Rajoy rizó el rizo de la desvergonzonería cuando afirmó, de carrerilla "Nadie me ha forzado ha pedir el rescate" ¿Entonces, por qué lo ha pedido cuando hace cuatro días decía que no lo haría?. Y la guinda es cuando dice que más bien ha sido él, chulo que es, quien ha forzado que se lo den. ¿Pero no clamaba que no lo necesitaba?
Y cuando encima presume de lo feliz que está de "haber conseguido la línea de crédito que pedía" ya roza lo sublime. ¿Por qué te ríes de mí, subnormal de mierda?
Como cuando afirma que se lo han dado sin contraprestaciones, sin contrapartidas, sin obligaciones, sin intervención, mientras el ministro de finanzas alemán afirma "No son los bancos, es España la que recibe el dinero", y quien se responsabiliza de su devolución. Ah, y el Rajoy afirmó que los intereses no irían a déficit publico (*) cuando su ministro acababa de afirmar lo contrario.Y el Presidente del Bundesbank, el que pone los cuartos, quien dijo: "El gobierno español tiene ahora medios financieros, bajo condiciones".
Tus mentiras me matan, Rajoy, español embustero y maricón (**).
Coronel Von Rohaut
(*) Y aquí llora el niño ya que precisamente para reducir el déficit, lo que recuerdo consta en la misma Constitución española que es la única de Europa que fue modificada precisamente para esto (y sin que el Eurogrupo le imponga ahora más restricciones) es para lo que el gobierno español, el Rajoy trilero y maricón que asegura que el rescate no afectará a los españoles, deberá imponernos más recortes, más impuestos, más sacrificios, más males... maldito cabrito.
(**) Presuntamente y según Alfonso Guerra.
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