domingo, junio 17, 2012

Y a mí que se me hinchan los huevos...


Tendría yo por allá de unos treinta y pocos años que noté que me picaban los huevos o, con mas precisión , la piel del escroto y que la tenía como enrojecida, escocida o irritada. Naturalmente fui a visitarme con un dermatólogo que después de mirármelos y no recuerdo me aclarase qué podía ser (solo dijo que no eran hongos como yo le adelanté que me temía) y me recetó una pomada para untármelos.

Pero, por desgracia, no era una pomada o crema si no una especie de pasta blanca y espesa, un cemento duro que no había forma que se quedase pegado a la piel. Me lo puse, o traté de ello infructuosamente un par de días y lo dejé estar; me rendí y, tonto de mí, ni fuí a otro doctor ni nunca más fuí a visitarme de esta parte tan delicada y preciosa de los bajos de mi cuerpo.

Y he estado toda mi vida rascándome los huevos...

Ahora y desde hace ya algún tiempo, se me hincha un huevo. Naturalmente fui a ver a un urólogo, me hicieron una ecografía. Me aseguraron que no estaba embarazado (¿para qué sirven, si no, las ecografías "doppler"?), lo que me dejó muy aliviado, y que lo del huevo hinchado, que un poco si lo estaba (*), no era nada.

No será nada, pero se me hinchan los huevos después de haberme picado toda la vida. Y estoy convencido de saber la causa primigenia, básica y profunda, el pecado original, hondo y trascendente: estoy hasta los huevos de España y de los españoles, sus dirigentes, ideólogos y líderes caverno-mesetarios. Hasta los mismos cojones de tanto chorizo ultramontano.

¡ Cagüen diez !

Coronel Von Rohaut

(*) Podía ser un poco de agua pero no le dieron importancia.

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