Me extraña

Que un escritor catalán, serio y comprometido como Vicenç Villatoro, diga que si pasamos de ser una nación sin estado a ser un estado sin proyecto nacional, cultural e identitario, no habremos hecho un gran negocio.

Y me extraña que con este comentario se empareje a los doctrinarios y sectarios izquierdistas de las CUP  y hasta al Herrera de ICV, que dicen que la independencia sí, pero solo si es para cambiar la sociedad; excusa en la que se  amparan para no apoyar un movimiento unitario para la consecución de la independencia.

Que, ahora, ha de ser la única motivación. El único objetivo, sin dejarse desviar ni desorientar, apartar ni distraer con otras preocupaciones, por dignas y legítimas que sean pero que solo nos harían perder fuerza para la embestida final contra el baluarte central de nuestros adversarios.

Luego, Vicenç, luego, y no pongamos la carreta delante de los bueyes. Cuando ya seamos una nación independiente y soberana, con todas las atribuciones de un estado, ya redactaremos nuestra Constitución, en la que podremos poner de relieve todas nuestras inquietudes y todos nuestros valores nacionales. Y también luego que cada partido acuda a las elecciones con su programa electoral, con su ideario de izquierdas los unos y de derechas los otros, mas o menos rígido o más o menos flexible pero justo y suficiente en relación al estado del bienestar, los derechos humanos, la conservación del medio ambiente, etc. Con su posición en relación a la economía y las leyes del mercado, la política industrial y de energía; las relaciones exteriores y nuestra adscripción a la UE, NATO/OTAN, etc.. Con la política de defensa, seguridad nacional, justicia y seguridad interior, etc. etc.

Y entonces que, democráticamente, gane el mejor y el país, la nación catalana, se lance por la senda que su pueblo haya escogido libremente. Que, sin duda, será la mejor de las posibles...

Coronel Von Rohaut

(En la imagen: apoteosis heráldica imperial catalana, otro sueño para un futuro)