La transliteración es la técnica de escribir, en nuestro caso con caracteres latinos, palabras originalmente escritas en otros alfabetos: árabe, cirílico, chino-japonés, etc.
Y es difícil ya que cada país o lengua busca similitudes fonéticas en su idioma, que no son forzosamente las de otro país que lo transcribe posteriormente. Por ejemplo, en catalán se adoptó en su día el "Moscou" de los franceses, mientras que los españoles traducían propiamente por "Moscú" (que también era como lo pronunciaban los franceses), y los italianos por "Mosca".
Ahora el problema mayor viene de los nombres o palabras "moras" (sí, ya lo sé, árabes...).
Y sigo viendo y escuchando (pero en Catalunya mucho menos que en España), "Al Qaeda", que es como lo escriben los anglo-sajones para así, ellos, poderlo pronunciar correctamente como "Al Qaïda" (que, por cierto, es como lo escriben los franceses, y muchos catalanes sin la diéresis).
Y también en España muchos escriben y leen "Bin Laden", cuando en moro es "Ben Laden" (*). Si los americanos escribieran "Ben" lo pronunciarían, incorrectamente, como "Bin" y por esto no lo hacen; pero nosotros caemos en la trampa.
Que, por cierto, este problema ya se dió durante muchos años con el baboso terrorista palestino Arafat. Que se llamaba "Yassir". Pero que los anglosajones escribían "Yasser" para poderlo pronunciar, ellos, correctamente. Y aquí cogíamos su medio por nuestro fín.
Pero yo ya hace años que he desesperado de poder corregir a periodistas, locutores, presentadores de televisión y demás españoles analfabetos (quizás por ello...).
Coronel Von Rohaut
(*) "Ben", en árabe y en hebreo, significa "hijo de" (o también "líder") y precede a muchos apellidos, mientras que el prefijo "Bin" (pronunciado en español como "i" y no en inglés como "e" cerrada) no tiene ningún sentido.
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