jueves, octubre 25, 2012

¡ Que me dehes, coño...!

No es verdad que yo me quiera independizar de España.

Lo que yo deseo fervientemente y, con el odio que nos muestran, no entiendo que no lo hayan hecho ya una y mil veces, es que España se independice de los catalanes.

Que los pobres españoles dejen de pagarnos las embajadas y oficinas comerciales que la Generalitat, imprudentemente, va abriendo por el extranjero. Que dejen de subvencionarnos nuestro ridículo y provinciano dialecto catalán.

Que no tengan que, con sus impuestos, pagar las pensiones ni la seguridad social de los indolentes catalanes, cigarras irresponsables y manirrotas que nos hemos acostumbrado a vivir del dinero de los españoles. Me siento dolido que las carísimas y lujosas líneas de AVE's y la tupida red de autopistas gratuitas que surcan, para nada y solo para hacer bonito, nuestro estéril territorio regional lo tengan que sufragar, con sus aportaciones y euro a euro, los pobres extremeños y los buenos de andaluces, castellanos y gallegos, que se lo quitan de la boca para dárnoslo a nosotros, incapaces luego de agradecer su solidaridad, generosidad y comprensión con los desvalidos.

No hay derecho que mientras los despilfarradores catalanes llenamos el país de obras faraónicas y totalmente inútiles, que ni los nietos de los nietos verán amortizadas, Madrid, la capital del Reyno, no pueda tener ni una maldita línea de metro, ni una estación de AVE digna de la capital, ni una terminal de aeropuerto que no sea una pobre estación de provincias. Y es que todo nos lo traspasan a nosotros, nos lo ceden graciosamente, de buenos que son a más no poder. Que lo único que han conservado para ellos, pobres, es el gran puerto sobre el Manzanares y aún decimos que lo queremos trasvasar a Tarragona, envidiosos que somos de raza.

Ruego a Dios que, por su bien, España se independice, se divorcie de mí de una puta vez.

¡Que me dehes, coño...!!!!

Coronel Von Rohaut

(PS) En la imagen, así quedó un pobre funcionario español que trabajó en la "Expo de Sevilla" primero, y en la "Expo de Zaragoza" después, cuando el ministro Wert se gastó todo el presupuesto de Cultura en subvencionar la televisión catalana. Y es que no hay derecho...

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